El grupo automovilístico Stellantis ha anunciado sus planes para cerrar la factoría británica de Luton en abril de 2025, una histórica fábrica de vehículos que desde el año 2003 estaba especializada en el montaje de vehículos comerciales y cuya historia, bajo la enseña inglesa de Vauxhall —Opel en el resto de Europa, comprada por Stellantis en 2017—, llevaba construyendo automóviles desde 1905.
En la actualidad, la fábrica de Luton proporciona empleo a unos 1.100 trabajadores, y en los últimos 20 años ha sido una de las manufacturas que han salido a palestra cuando se hablaba de posibles cierres, también cuando estaba en manos de General Motors (GM).
Stellantis ha asegurado que concentrará su producción de vehículos profesionales en el centro también británico de Ellesmere Port, donde ha efectuado varias inversiones en los últimos años con la idea de ensamblar modelos electrificados.
De las cadenas de montaje de Luton han salido modelos históricos para la automoción europea, como el Opel Kadett, el Opel Vectra, el Omega o el Astra de la generación 200-2009.
Luton montó automóviles de turismo durante toda su historia y hasta 2003, cuando de sus líneas de producción salió un último automóvil, en este caso un SUV, el Opel Frontera.
Previamente también ensambló varios modelos icónicos de General Motors, que situó en Reino Unido su centro de operaciones fabriles cuando absorbió Opel. Con esa idea se lanzaron, por ejemplo en los años Setenta del siglo pasado, siluetas como el Chevy Cavallier, del que se veían múltiples reminiscencias en icónicos Opel como el Manta.
En Luton también se han fabricado modelos comerciales ya habituales en las carreteras europeas, como el trío protagonizado por el Nissan Primastar, Opel Vivaro y Renault Trafic, que se fabricaron hasta 2014.
Stellantis ha especificado que efectuará un trasvase cifrado en cientos de trabajadores desde las instalaciones de Luton a las de Ellesmere Port, para lo que ya ha comenzado a conversar con los sindicatos de la fábrica.