Me da que este hombre, Jeff Bezos, el capo de Amazon, tiene cosas en la mente. Y que es más listo que los ratones coloraos. Quiere comprar 100.000 furgonetas de reparto completamente eléctricas en lo que bien podría ser el primer paso para crear un business de flotas y renting.
Para el sector puede resultar intranquilizador por cuanto que te mueve del espacio de confort, ¿no? Amazon, flotas, renting… Vaya.
Bueno. Veamos. 100.000 furgos, pongamos que a 20.000 euros de promedio unitario, son 2.000 millones de euros. Buena cifra. Amazon facturó 240.000 kilos el año pasado y ganó, limpios, 10.300 millones. En este trimestre que acaba de terminar —julio, agosto, septiembre, tres ‘míseros’ meses—, generó un beneficio de casi 2.000 millones de euros. Para Bezos, el renting es y sería, probablemente y si entra de lleno en el tema, una división más de su negocio.
Solo una más.
Dentro del AffaireAmazon, no veo mucha problemática para las empresas de renting. Tampoco para las marcas de automóviles, más allá de que pierdan algo de volumen de venta.
Pero los concesionarios… Ummm…
Cuando lean ustedes esta columna, no hará ni 15 días que se haya desvelado que Amazon conversa con marcas de coches en Reino Unido para vender coches en su web, saltándose la red de distribución tradicional. Resumo: me llevo el coche al carrito de la compra y la marca me lo entrega, directamente.
Ya. Un coche no son las bolsas del Mercadona. Se necesita infraestructura.
Y alguien tiene que facturar los coches. Pero, al parecer, eso es lo que quiere Amazon. Ser la que los compre.
Sustituir al concesionario.
Tanto en España como afuera, las marcas de coches llevan algún tiempo afirmando que su cable a tierra son las concesiones, que son sus partners principales. Que hay mucho love ahí.
Seguro que es así pero, at the end of the day, algo se tiene que transformar.
Como en la guerra Taxi-Uber. Algo cambiará y, si no, será el mercado, las nuevas tendencias, las que obligarán a mutar a los distraidos.
Adoro los concesionarios. Su gente, su curro. Car-guys puros. Pero cada vez le veo menos sentido y menos practicidad a estos grandes y caros locales.
¿Eliminarlos? ¡No! No se trata de que sean Apple stores, pero hombre, un mínimo, oiga. Creo a las marcas cuando dicen que su futuro está ligado a sus concesiones. Pero no veo esa unión tal y como se desarrollan hoy los acontecimientos. Veo concept stores, ferias ad hoc, experiencias puntuales para el consumidor y, quizás, miniciudades del motor en las afueras. Pero, lo de hoy, no lo veo para mañana.