PROBANDO » Tras ese traje conocido, el Audi A4 esconde un mundo tecnológico por descubrir. Todo un referente entre los modelos con etiqueta premium de su segmento.
Hace apenas unos años, no muchos, el coche familiar por excelencia era la berlina. Basta con echar la vista atrás un par de décadas para recordar las calles y carreteras plagadas de vehículos tipo sedán de cuatro puertas que, no es que fueran excesivamente prácticos en comparación a otros modelos, pero estaban de moda y era lo que la gente pedía al llegar al concesionario.
Sin embargo, fue la moda también la que un poco después se los llevó por delante. Primero llegaron los vehículos monovolumen y luego los SUV, que han acabado engullendo el mercado casi al completo con una oferta tan amplia que casi llega a abrumar.
Pero que no cunda el pánico, que las berlinas, aunque ahora tengan una cuota de mercado menor, siguen ahí.
Y están presentes no sólo entre particulares sino también en las empresas. Incluso nos atreveríamos a decir que están experimentando un cambio de rumbo positivo, a tenor de las cifras de ventas de los últimos meses y de las nuevas e interesantes apuestas que varios fabricantes acaban de poner sobre la mesa.
En cualquier caso, hoy nos quedamos con una de ellas, el Audi A4, cuya última evolución aterrizó en nuestro país hace muy poco tiempo con la intención de convertirse en un referente.
En su primer año completo de vida ha conseguido situarse muy arriba el ranking de ventas de las berlinas del segmento D. Suyo ha sido el segundo escalón del podio, por detrás del Volkswagen Passat, que se ha hecho con la victoria. Lo del Passat tiene mérito, no lo negaremos, pero que un coche no generalista y aspiracional como es el Audi A4 haya llegado tan alto es otra historia.
Para entender su éxito basta con fijarse en su larga trayectoria, con punto de partida a comienzos de los años 70. Fue precisamente en 1972 cuando nació el Audi 80, que sentó las bases de lo que debía ser una berlina de tamaño medio merecedora de portar los cuatro aros en el frontal.
Tras tres generaciones y algo más de dos décadas, llegó su sucesor con otro nombre: el A4. Corría el año 1994 y, desde entonces, han pasado cuatro generaciones que no han hecho más que seguir sumando experiencia.
Así llegamos hasta la quinta y actual generación, que es la que ahora nos ocupa. ¿Qué cabe esperar de ella? En principio, mucha novedad.
Estamos en plena fiebre tecnológica y un coche como este debe ser la punta de lanza en materia de asistentes a la conducción, conectividad y demás. En este sentido, poco se le puede echar en cara, como veremos más adelante. Pero… ¿Por qué el diseño no acompaña? No es que el coche sea feo, ni mucho menos, aunque sí es excesivamente parecido a la generación anterior.
Ese toque imprescindible de finura
Si algo tienen claro en el grupo VAG es que en sus coches todo el mundo debe sentirse cómodo. Más si cabe en un Audi, que es la más importante de las cuatro marcas principales. Efectivamente, el A4 no es una excepción. Toda la información repartida entre el salpicadero, la consola y el túnel central es fácilmente legible y al volante encontramos la postura idónea en un abrir y cerrar de ojos. Los japoneses se refieren a esta fusión entre el hombre y la máquina con el término “Jinba Ittai”, que realmente viene de la unión que establece entre el jinete y su caballo cuando se encuentran en armonía. Pues bien, a su manera y con un inconfundible toque alemán, Audi logra algo similar con el A4: confort, fluidez y un feedback siempre positivo es lo que reciben conductor y pasajeros cuando viajan a bordo. El maletero del A4 en su versión berlina tiene una capacidad de 480 litros. Quien quiera más volumen y, sobre todo, mucha más versatilidad, siempre puede optar por la variante Avant.
Tenemos claro que Audi suele jugar al continuismo y que esa estrategia de ofrecer “el mismo zapato en diferentes tallas”, referido a que en su gama muchos modelos son casi clónicos, le ha dado buen resultado durante largo tiempo. Pero de ahí a tener que sacar la lupa para distinguir las novedades que esconde su carrocería rediseñada hay un paso.
¿Qué hay de nuevo?
Lo curioso es que tras ese aparente conservadurismo, en realidad se esconde un gran cambio. De hecho, en la marca aseguran que el 90% de las piezas que dan vida al A4 son nuevas.
Este dato disipará las dudas de quien pueda pensar que estamos ante un simple rediseño. No, desde luego que no. Lo que pasa es que lo verdaderamente revolucionario está bajo la piel. Para empezar, en la estructura que sirve de columna vertebral.
Se trata de la plataforma modular MLB, modificada convenientemente para mejorar la habitabilidad y, de paso, reducir el peso total del coche en unos nada despreciables 110 kilos. También gracias a ella aumentan el confort de rodadura y el silencio a bordo. Esto último lo ponemos de relieve porque realmente es una de las cosas que más se notan en el nuevo A4. El equipo de desarrollo se las ha ingeniado para que viajar a bordo sea una experiencia muy chill-out, como de berlina grande y costosa: sin salir de casa, muy al estilo de lo que siente en un A8.
Está claro que la palabra premium cobra sentido por detalles como éste, por esa quietud y esa calma que, gracias al material aislante colocado en puntos estratégicos y a una ejecución certera en el ensamblaje, invitan al sosiego mientras vemos pasar los kilómetros a través del retrovisor. Gracias a esta plataforma, decíamos, aumenta la habitabilidad. Y lo hace en casi todas sus cotas. Por ejemplo, crece la altura libre al techo o el espacio para las piernas, de manera que tanto delante como detrás se viaja ahora con más comodidad, al nivel de los mejores de su segmento.
Si acaso la anchura entre puertas en la segunda fila es el punto débil de este coche, pero nada que deba preocupar a no ser que estas plazas las ocupen tres espaldas como tres armarios, en cuyo caso sí sería necesario pegar el salto a un A6 o similar.
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Por su parte, el maletero aumenta su volumen, hasta alcanzar unos más que correctos 480 litros. Esta capacidad es idéntica a la que ofrecen sus dos rivales alemanes más directos de Mercedes y BMW. En cualquier caso, no hay que olvidar que de todas las opciones que hay en cuestión de maleteros, la que ofrece un sedán es la peor de todas. Al carecer de portón y tener una simple tapa, la boca de carga siempre va a ser pequeña y relativamente poco útil. No hay más vuelta de hoja, son limitaciones propias de los diseños de tres volúmenes. Así que quien suela ir con la bici a cuestas en sus escapadas de fin de semana, con un carrito de bebé en su día a día o haga excursiones a Ikea con asiduidad, casi mejor que apunte hacia un cinco puertas o un familiar. Cualquiera de los dos será un mejor compañero de batallas.
Un paraíso tecnológico
Más allá del amasijo de hierro y aluminio que da forma al fleet car de este número, encontramos un interior muy bien diseñado, con superficies despejadas y bien rematadas a base de materiales agradables a la vista y al tacto. En él se integra una tecnología de última hornada que, sin duda, es el mayor reclamo del A4.
Aquí está lo más importante del coche, lo que marca la distinción y hace que realmente merezca la pena frente a muchos de sus competidores.
El elemento estrella es el Audi Virtual Cockpit, un tablero de instrumentos que sustituye los relojes tradicionales por una pantalla TFT de 12,3 pulgadas en la que se proyecta todo tipo de imágenes, desde el velocímetro y el cuentavueltas hasta el navegador, pasando por todas las funciones del sistema de entretenimiento y el ordenador de viaje. El conductor no sólo recibe una información clara y abundante sin apenas desviar la mirada de la carretera, sino que además puede cambiar la presentación del contenido según lo que le interese en cada momento.
A nuestro juicio, se trata de un elemento práctico, agradable de usar y que aporta un toque distintivo entre su competencia. Incluso su precio (590€) no parece descabellado.
También hacen su aporte tecnológico algunos dispositivos de seguridad como el asistente predictivo de eficiencia que da consejos al conductor para ahorrar combustible teniendo en cuenta el mapa de carreteras, el asistente de tráfico capaz de guiar de forma autónoma al coche en un atasco o los faros Matrix LED que permiten ir con las largas de noche y de forma continua sin deslumbrar a los demás; mientras tanto, el entretenimiento queda en manos de un sistema de infotainment con ruleta táctil y grandes pantallas en la consola central, a las que se pueden sumar tablets para los asientos traseros y un equipo de audio con sonido 3D firmado por Bang & Olufsen.
El listado es realmente extenso y, aunque algunos elementos apetecibles forman parte del catálogo de opciones, existen algunos paquetes de equipamiento interesantes que agrupan muchos dispositivos y se ofrecen a precios coherentes.
¿Por qué recomiendo el Audi A4 a una empresa?
El nuevo Audi A4 tiene unas emisiones de Co2 de sólo 95g/km y los niveles de consumo más bajos de su segmento (3,7 l/km). También destacaría que es el vehículo más ligero (120 kg menos), con el mejor coeficiente aerodinámico y el más seguro de su categoría. En el plano tecnológico y de conectividad, el Audi A4 sorprende con el navegador incluido en la edición básica (Advanced edition), con el lanzamiento del Audi Virtual Cockpit, el Audi Smartphone interface y muchas más novedades que hacen de éste un vehículo verdaderamente revolucionario. Y aporto un dato que demuestra cómo está triunfando en todos los ámbitos: sólo en su primer año de vida ya es líder claro en su segmento, con un crecimiento un 50% respecto del año anterior.
Mecánica en perfecto equilibrio
Vistas las novedades que incorpora la última generación del A4, toca hablar de un viejo conocido: el motor 2.0 TDI, que en este caso ha sido revisado para dejar atrás los malos humos y ofrecer mejores cifras de potencia y una mayor eficiencia. El diésel de cuatro cilindros se puede elegir con 122, 150 y 190 CV. Para esta prueba nos hemos decantado por el más potente, asociado al cambio automático S Tronic de siete velocidades y a la tracción delantera. Una combinación que funciona realmente bien se mire por donde se mire.
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Las aceleraciones son muy ágiles (el 0 a 100 km/h lo cubre en 7,7 segundos), la sonoridad que llega al interior es baja y los consumos y emisiones (4,1 l/100 km y 104 gr/km de CO2) son prácticamente irrisorios. Para quien se esté preguntando si los escalones anteriores pueden ser suficientes para un uso normal, la respuesta es que sí, y en el caso del TDI 150, incluso de sobra. Pero no negaremos que los caballos extra del TDI 190 junto a la transmisión automática permiten un mayor disfrute sobre el asfalto.
El Audi A4 es un coche dinámico pero muy cómodo, tecnológico, refinado y, sobre todo, fácil. Es fácil porque logra que uno se sienta a gusto rápidamente cuando está a los mandos, como si se tratara de su coche de toda la vida, un rasgo muy típico en cualquier modelo del grupo VW; es fácil también, porque a pesar de la abundante tecnología que incorpora, todo se maneja de forma intuitiva.
En la otra parte de la balanza figura un precio algo elevado, aunque en línea con sus rivales: 40.210 euros para ser exactos. No es una factura especialmente contenida, pero… ¿Quién dijo que lo bueno fuera barato?