Fue un año récord, se mire por donde se mire. Las matriculaciones ascendieron hasta alrededor de 250.000 vehículos (entre turismos y comerciales ligeros), más de los que se vendieron en 2007, el último ejercicio antes del desplome, y un 9% más que en 2016, que ya había sido otro momento de plusmarcas. Pero es que 2017 fue parte de una tendencia que lleva ya casi un lustro dándose.
“El crecimiento medio desde el 2014 ha sido del 42%, con una media del 12,5% por año”, puntualiza José Manuel López, director comercial de MSI Iberia, con datos de esta propia consultora. Y, además, el peso del segmento dentro del mercado automovilístico español llegó al 18%, un dato altísimo si lo comparamos con Italia (9%, según Dataforce) o Francia (11%, según el Sindicato Nacional de Alquiladores de Coches), por citar dos países cercanos con grandes industrias turísticas.
El rent a car está en un momento dulce, no cabe duda. Así que la pregunta es obligada: ¿se pueden mantener cifras tan altas de crecimiento? Si hay que juzgar por los números de este enero, mes en el que las alquiladoras compraron un 24% más de coches que en el mismo periodo de 2017, parece que la respuesta es sí… al menos, en el corto plazo. Con una Semana Santa adelantada (el año pasado cayó en la segunda semana de abril, y este, en la última de marzo), como destacan las empresas, está sirviendo de termómetro a la confianza del sector.
“Las previsiones para 2018 apuntan a que va a ser bastante, bastante positivo también”, asegura Francisco Farrás, director general de Avis Budget Group en España y Portugal.
“Todavía es pronto para pronosticar, pero creo que la facturación crecerá aproximadamente en los mismos términos que el pasado año, salvo cambios drásticos en la situación geopolítica actual”, aventura Miguel Ángel Saavedra, presidente de la patronal, Feneval, mientras que López detalla: “Creemos que se irá ralentizando ya a partir de marzo, y que este podría ser el trimestre más fuerte del año. Luego, el mercado se suavizará con crecimientos moderados, y los dos últimos meses tendrán caídas, ya que noviembre y diciembre de 2017 fueron atípicos. El turismo será alto, pero el rent a car también depende de los viajes corporativos, y la actividad empresarial seguirá con un ritmo más lento”.
¿La conclusión? Según este experto, “el crecimiento esperado será muy parecido al del año pasado, alrededor de un 10%”.
La competencia feroz está provocando, eso sí, que los precios bajen continuamente. Según datos recabados por el comparador Happycar, habrían descendido un 2,7% en 2017 con respecto al año anterior, en el que también se habían contraído. Y el tique medio de un día de alquiler en nuestro país habría estado en 15,90 euros, muy por debajo de países como Portugal o Italia.
Lo confirma American Express; en su Global Business Travel Forecast, asegura que tras varios años a la baja, estas cifras pueden volver a elevarse en Europa, pero sólo tímidamente, y predice para España un escenario inmovilista.
Quizás eso explique que, aunque la facturación creció (también) un 6% en 2017, hasta los 1.600 millones de euros (datos de Feneval), los márgenes de las alquiladoras “no hayan sido los esperados”, en palabras de Saavedra. Tres razones confluyen para ello: “La influencia del low cost, como está ocurriendo en muchos otros sectores; los altos niveles de competencia que existen en nuestra actividad, en la que conviven más de 2.000 compañías de todo tipo y tamaño, y la existencia, un año más, de exceso de oferta en la campaña de verano”. Para la asociación, “el volumen es importante, pero no hay que pensar únicamente en la cantidad, sino también en la calidad: no es sostenible crecer a cualquier precio”.
La dependencia del turismo
Parte del problema está en la desproporcionada presencia que tienen los viajes de particulares en el mercado del rent a car español, algo que casi nadie pone en duda. “En los últimos años, estamos siendo arrastrados por el viento de cola del turismo, y eso favorece el crecimiento de la actividad en nuestro sector”, dicen desde Feneval, destacando que “el alquiler de coches es un eslabón importante dentro de la cadena de valor del turismo en nuestro país”. Para José Manuel López, se trata de una dependencia “muy excesiva”. Eso sí, parece que, a ese vendaval favorable (con 81,8 millones de visitantes extranjeros en 2017, un 8,1% más, y un gasto medio que también aumentó en un 3,28%), está empezando a unírsele una tímida brisa por parte del segmento corporativo.
“El año pasado ya se empezó a notar un poco en las grandes empresas, y también en las pymes”, comenta Farrás, desde el punto de vista de Avis Budget. Y, en el mismo sentido, aunque más prudente, Saavedra habla de que “el 4% de incremento en los viajes de negocios que se espera invita a ser optimistas”.
Los campos de minas
La inestabilidad política en Cataluña, que ya en los últimos meses de 2017 menoscabó las cifras turísticas de la comunidad, es quizá uno de los pocos nubarrones que se ciernen este año sobre el negocio de las alquiladoras, aunque muchos “perciben ya una tranquilidad en este ámbito”, subraya José Manuel López, de MSI Iberia, para añadir a continuación: “Sí que podría preocupar más en el viaje de empresa”. Desde Feneval, sin embargo, recogen el Informe de Perspectivas Turísticas publicado por Exceltur para el primer trimestre de 2018, que afirma que las empresas del rent a car se plantean reducir su personal en un 5% como consecuencia de esta situación, y valoran como “muy preocupante” esa posibilidad.
El otro punto caliente del momento está en las Baleares, cuyo Gobierno (compuesto por el PSOE y una confluencia de Podemos, Més) ha hablado de descontrol en los coches de alquiler que circulan por sus carreteras, ha planteado la posibilidad de una ecotasa y propone, en un anteproyecto de ley, que todos los coches de alquiler tengan que ser eléctricos en 2030. “Estamos de acuerdo con aquellas iniciativas que conlleven la protección del medioambiente”, dicen por delante desde la patronal. “Pero hay que tener en cuenta que nuestro sector ya ha hecho una apuesta en ese sentido; las flotas de alquiler, en su mayoría, se renuevan anualmente. Nuestros coches no son el problema, sino parte de la solución, y por eso pedimos que se hagan las cosas de una manera realista y proporcionada. El cambio de los motores térmicos a eléctricos se tiene que hacer de forma ordenada y no perjudicial”, apostilla Saavedra.
Y si bien José Manuel López destaca que las ventas de coches a alquiladoras en Baleares han crecido un 40% en apenas cuatro años, también invita a “tener en cuenta que, cada año, se renueva el 35% del parque”. Y, al igual que Saavedra, considera que “todos estos vehículos tienen índices de contaminación muy baja. Desde mi punto de vista, no se aprecia una saturación negativa, y lo único que podría conseguir la limitación de vehículos es no dar servicio a los turistas que aportan riqueza. Por otro lado, un impuesto especial no impediría que se matriculasen más, porque lo pagaría el consumidor final”.
Nuevas tecnologías y negocios
Pero, más allá de las cifras, ¿hay algo claro sobre hacia dónde se está moviendo el sector del rent a car? Podría decirse que hay muchísimos cambios en el aire, a la espera de acabar de concretarse.
Entre ellos, uno de los más importantes es el paso de un concepto de propiedad del coche a uno de uso. Algo que se ha convertido a la vez en “una oportunidad que nuestra industria no debe desaprovechar”, en palabras de Saavedra, y en un feroz competidor, bajo la forma de las empresas de transporte colaborativo. Ante éstas, reclaman “un nuevo marco legislativo que coordine y simplifique todo”, porque entienden “que todos los que ejercen actividades similares deben tener las mismas obligaciones y dar las mismas garantías al consumidor”.
El carsharing, desde su punto de vista, es simplemente “una nueva modalidad de alquiler consecuencia de las nuevas tecnologías”.
En cuanto a la estructura empresarial, José Manuel López advierte de que “se tiende hacia una concentración”, entre otras cosas, con la aparición de marcas low cost creadas por grandes grupos. “No hay que descartar que pudieran aparecer nuevos actores que nunca han operado en España, ni que los tradicionales entren en líneas de negocio digitales; lo que cabe esperar es que este proceso no afecte negativamente al consumidor”.
Por último, también se están transformando los flujos de viaje.
“Hemos pasado años en que la mayoría de clientes eran extranjeros que buscaban sol y playa, pero ahora se están recuperando el turismo urbano y el de interior”, según Francisco Farrás. Y apunta otro dato interesante: el enorme crecimiento del mercado asiático en el ‘rent a car’ español.
“Nosotros, el año pasado, en Barcelona y Madrid, tuvimos un incremento de clientes chinos del 60%. Suelen demandar vehículos grandes y automáticos, porque vienen en familia. Y, por fin, van saliendo del autobús con el que solían viajar para coger coches de alquiler”.
Muchos nuevos horizontes para un mercado más que optimista.
