La economía mundial se ha visto afectada por la famosa ‘tormenta perfecta’ que se inició en 2020 con el impacto de la pandemia del coronavirus y de las medidas adoptadas para evitar su propagación.
Cuando parecía que el Covid-19 estaba controlado, el despegue se volvió a torcer con la denominada crisis de los microchips, que impactó a muchos sectores económicos, pero en especial al del automóvil. Sin embargo, a principios de 2022 la cosa se acabó de estropear con el estallido de la guerra de Ucrania, que motivó un alza del precio de las materias primas y una fuerte incertidumbre.
En toda esta problemática no todas las ramas del negocio del automóvil se han visto afectadas por igual, dado que unas incluso han salido reforzadas, como el canal de clientes particulares —ya que, a pesar de que no hay casi vehículos disponibles, estos se venden cada vez con precios más altos, aumentando los beneficios de los fabricantes—.
Sin embargo, el canal de alquiler de vehículos está sufriendo especialmente con la falta de stock de semiconductores, puesto que las marcas están priorizando las áreas de mayor rentabilidad para suministrar coches, en detrimento de otras en las que existe mayor nivel de descuentos, como el rent a car.
A pesar de lo que pudiese parecer en un primer momento, la problemática derivada de la escasa producción de vehículos por la escasez de microchips ha motivado una mejora significativa de la rentabilidad de los fabricantes de automóviles.
La explicación es muy sencilla y se justifica por la ley de la oferta y la demanda.
Actualmente hay muy poca oferta de vehículos, pero la demanda se mantiene en los mismos niveles o incluso sube, lo que motiva que se incrementen los precios de los productos a la venta.
Según un estudio elaborado por EY, los 16 principales fabricantes mundiales de coches mejoraron un 28% sus ganancias globales en el tercer trimestre del año pasado, alcanzando niveles récord, mientras que en el caso de España, teniendo en cuenta datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), los fabricantes ganaron más de mil millones de euros en 2021, casi cinco veces más que en 2020.
Esta reducida oferta de coches, a causa de los bajos volúmenes de producción, ha provocado que las marcas de automóviles opten por fabricar los modelos en los que tienen mayores márgenes de beneficio, como son los todocaminos o los modelos premium, al tiempo que han apostado por los canales de mercado con mayor rentabilidad, como son el particular y el de empresa, en detrimento del rent a car, en el que existen grandes descuentos por las grandes flotas adquiridas por las empresas alquiladoras.
Consumado el cierre de grifo
La política de reducir el suministro de vehículos a las compañías del sector de alquiler ha motivado un recorte histórico en la flota que mantienen estas firmas en España, pasando de más de 800.000 vehículos antes de la pandemia o poco más de 600.000 unidades hasta finales del año pasado.
Estos menores volúmenes de vehículos ofertados por el rent a car se pudieron mantener durante el confinamiento y los meses siguientes, ya que el turismo todavía era reducido y los viajes de empresa se limitaron los estrictamente necesarios, pero en la actualidad, con la fuerte recuperación del turismo y de la actividad de las compañías, esta cifra es escasa y se hace necesaria una actualización y ampliación de la flota hasta sus niveles habituales en el entorno de las 800.000 unidades.
“Es patente que ha habido una reducción en los descuentos de la flota que compramos en grandes volúmenes. Es una cuestión de oferta y demanda, los fabricantes con los que venimos trabajando desde hace muchos años han adaptado sus ofertas a la situación de escasez que ellos mismos han sufrido por la crisis”, explica a Fleet People, Tobias Zisik, hasta hace escasas fechas director general de Europcar Mobility Group en España y Portugal y, actualmente, máximo responsable de la compañía en Alemania.
Zisik habla claro y subraya que su objetivo es que estos cambios repercutan “lo menos posible” en los clientes, aunque apunta que en su empresa no son ajenos a la “escalada general de precios”, como cualquier otra firma de servicios.
En este entorno, el directivo confirma que la previsión de Europcar contemplaba que esta situación se iba a alargar “al menos” hasta este año, puesto que las dificultades para comprar flota “siguen siendo importantes” y su estimación es que se mantengan así en los próximos meses.
“Lo normal es que en los próximos meses empecemos a ver la luz al final del túnel, pero no descartamos que los problemas de flota sigan existiendo durante el verano que viene”, vaticina.
En esta línea también se posiciona Isidro Loaiza, vicepresidente de Rental de Enterprise Holdings en España, que resalta que, con motivo del contexto actual, es un “hecho” que el coste de los vehículos se ha incrementado, aunque destaca que en su empresa siguen trabajando con los fabricantes y socios clave de su negocio para “seguir creciendo y fortaleciendo” su relación.
En declaraciones a Fleet People, el directivo indica que es difícil de prever cuándo se solucionará la falta de vehículos para el rent a car, algo que, en su opinión, podría durar hasta 2023, aunque apunta que el deber “número uno” de su compañía es trabajar para que no falte flota, con el fin de dar el mejor servicio a sus clientes, algo para lo que necesitan vehículos.
“En Enterprise somos optimistas, pero cautos. Seguimos viendo una demanda positiva para los próximos meses a corto plazo, pero tenemos que tener en cuenta que factores externos como los políticos, la crisis energética o la inflación en general en Europa podrían afectar a nuestro sector, y eso es algo que tenemos que tener en cuenta. Veremos cómo reacciona el mercado en los próximos meses, pero nuestro principal objetivo es satisfacer las necesidades de nuestros clientes. Todo indica que 2022 ha sido un año de transición y recuperación. Además, la recuperación de otros factores como el regreso de los viajes de empresa y los eventos presenciales indica que el sector seguirá aumentando su demanda”, subraya.
Por su parte, el director general de Avis Budget Group para España y Portugal, Francisco Farrás, se muestra cauto a la hora de hablar de previsiones para el año en curso, cuando estima que la compra de flota en el sector “será de nuevo ajustada”.
Por ello, asegura que su empresa está adoptando un enfoque “prudente” en lo referente a la adquisición de vehículos para el año próximo y señala que, como todavía tienen muchos contratos en vigor, una parte de sus adquisiciones de flota sigue pendiente y abierta a negociación.
“Tenemos más visibilidad en cuanto a la disponibilidad y capacidad de suministro. Sin embargo, la escasez de chips y piezas, junto con los retrasos en la entrega de vehículos, siguen siendo evidentes y creemos que la compra de flota en el sector para este año será de nuevo ajustada. Por ello estamos adoptando un enfoque prudente para nuestra compra de flota de 2023, incorporando una mayor variedad de marcas y modelos de los fabricantes para así ofrecer una nueva y atractiva gama de vehículos a nuestros clientes. Además, los vehículos eléctricos constituirán una parte cada vez mayor de nuestra flota este ejercicio”, explica Farrás a Fleet People.
Las medidas de contención
Ante esta situación de dificultad provocada por la crisis de los microchips, Tobias Zisik comenta que dicha problemática “ha tensionado mucho al sector”, motivando que 2022 haya acabado con alrededor del 70% de las matriculaciones con las que cerró 2019 (último año preCovid).
En este entorno, subraya que su empresa ha puesto en marcha alternativas como la renegociación y ampliación de muchos contratos de buyback con los fabricantes, al tiempo que se optó por alargar la vida útil de los vehículos retrasando el defleeting, reteniéndolos “más tiempo del habitual”, con el riesgo financiero que eso conlleva.
No obstante, Zisik afirma que desde su empresa sí han pedido a los fabricantes que mantengan unos niveles “aceptables” de suministro de vehículos y que tengan en cuenta el volumen de negocio que representa el alquiler, con el 20% de sus ventas totales.
“También necesitamos tener buena visibilidad sobre los plazos de entrega de la flota para poder planificarnos. En todo caso, nuestra relación con los fabricantes es muy buena y de muchos años, y lo seguirá siendo”, asegura el directivo.
De su lado, Isidro Loaiza resalta que la escasez de semiconductores ha provocado retrasos en la entrega de vehículos para el sector del alquiler, afectando también al proceso de electrificación, “con todo lo que ello implica para el despliegue de la movilidad eléctrica”.
Así, apunta que en Enterprise siempre han cumplido con sus compromisos con los fabricantes, algo que, dentro de las restricciones que existen, les permite mantener un “diálogo fluido” con ellos para la compra de vehículos, por lo que han tenido un impacto menor que otras empresas.
“Para el alquiler de coches, las perspectivas son muy positivas. Hay que tener en cuenta que somos el sector líder en movilidad compartida desde hace décadas, además de que contamos con la flota más sostenible y segura, dado que la edad media de nuestros vehículos es inferior a un año, lo que también nos facilita adaptar nuestras flotas a nuevas tecnologías más ecológicas con mayor rapidez, siempre que haya demanda por parte de los clientes”, señala.
Todavía coleando los últimos efectos de la crisis de los chips sobre el rent a car y el resto de la automoción, las alquiladoras se encuentran actualmente apretando los dientes e implementando todo tipo de medidas de contención hasta que escampe dicha ‘tormenta perfecta’, con la intención de, en cuanto se normalice el suministro de vehículos por parte de las marcas, puedan volver a recuperar los volúmenes de flota habituales y retornar a los períodos de renovación acostumbrados, para continuar ofreciendo a sus clientes los últimos modelos, con las mejores medidas de seguridad y los menores consumos.