Mientras la normativa de cambio climático pone el foco en las ciudades y las matriculaciones de vehículos electrificados miran al ciudadano como palanca de la descarbonización, lo cierto es que el principal empujón para la electrificación del parque automovilístico (y eso lo sabe cualquiera que se dedique a flotas) está en las compañías.
Y en España, donde prácticamente el 90% del tejido corporativo son pequeñas y medianas empresas, las folclóricas del parqué español, las grandes de España son aquellas que pertenecen al Ibex 35.
Son sus actuaciones las que podrían generar una pauta, si es que pudiéramos encontrarla.
La lista de empresas del Ibex 35 es un grupo seleccionado en base a unos criterios comunes respecto de su cotización en Bolsa y desempeño, pero heterogéneo en sus actividades y planteamientos.
No hay líneas comunes ni siquiera en la manera de presentar la información no financiera, memoria en donde dan cuenta del impacto social y medioambiental que tiene su labor en sus ámbitos de actuación. Es obligatoria su presentación, pero, de momento, mientras la Directiva Europea de presentación de información de sostenibilidad por parte de las empresas no se hace una realidad unificando estos informes (y eso será en 2025), cada una de ellas enfoca y mide sus impactos de maneras totalmente diferentes.
Aunque ya el 100% de las empresas del Ibex 35 se han marcado objetivos medioambientales, frente al 68% de las empresas cotizadas que ya lo han hecho, solo el 63% de las “grandes” del selectivo español tienen el objetivo de ser Net Zero, es decir, de descarbonizar sus actuaciones (o compensar totalmente sus emisiones de CO2) en algún momento próximo, según un informe de la consultora de sostenibilidad e impacto Transcendent.
Un objetivo que Europa ya está pidiendo para 2030-2050 y para el que sería imprescindible contar con la descarbonización de la propia flota, cosa que aún no está en el centro de estas actuaciones. Según un informe del Pacto Mundial del 2022 (último disponible), solo el 12% de las políticas de sostenibilidad de las empresas del Ibex 35 tienen que ver con la movilidad sostenible.
Interesándose en las flotas
En realidad, analizando las memorias de 2022 de estas empresas, aunque la gran mayoría de los esfuerzos de las compañías están más centrados en la eficiencia energética, la reducción de consumos o la economía circular, sí empieza a haber una preocupación mayor por incluir flotas sostenibles propias o por renovar las existentes con criterios cero emisiones. Alrededor de dos tercios de estas empresas hacían algún tipo de mención en sus memorias en 2022 y es lógico pensar, a tenor de la tendencia general, que este esfuerzo se habrá intensificado.
Es el caso del BBVA que ya a finales de 2022 firmó un acuerdo con Endesa X Way para instalar 284 puntos de recarga para vehículos electrificados en sus edificios de toda España y avanzaba que renovaría la flota propia de automóviles con vehículos híbridos, “asignados en su mayoría a perfiles comerciales que necesitan de vehículo para realizar sus funciones”.
Albert Huguet, responsable de Inmuebles y Servicios del BBVA, confirma ya esta renovación del conjunto de la flota propia de la entidad (unos 287 vehículos) con turismos híbridos. “Un 5% posee etiqueta CERO y el 95% restante, etiqueta ECO”, sostiene. “BBVA cuenta con un Plan Global de Ecoeficiencia con ambiciosos objetivos para 2025 alineados con nuestra estrategia climática.
La compra de vehículos sostenibles es una iniciativa relevante para la consecución de estos objetivos, que se complementa con otras acciones vinculadas a la movilidad sostenible, como por ejemplo la implantación del modelo flexible de trabajo o la instalación de puntos de recarga de coches eléctricos en las principales sedes del banco, entre otras”, detalla.
“El interés por reducir las emisiones de las flotas está ahí y las cifras lo demuestran”, afirma José-Martín Castro, presidente de la Asociación Española de Renting de Vehículos (AER). Aunque no se puede extrapolar el comportamiento de todas las grandes empresas a las Ibex, dado que no hay un dato concreto para nuestras folclóricas, las cifras de la asociación hablan de que el 46% de la flota de renting en España está asociada a compañías de gran tamaño y plantilla, unas 900.000 unidades según la AER.
“El 10% de este parque son vehículos electrificados, unas 90.000 unidades de las que 29.000 unidades son eléctricos de batería”, explica el presidente. En España, con un parque de 30 millones de vehículos en 2022, solo el 0,8% de los vehículos son etiqueta CERO, es decir, electrificados, según los datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC).
“Las primeras unidades eléctricas llegaron a las flotas del Ibex 35 en 2010, fueron los primeros ejercicios, casi testimoniales. A partir de 2015, el esfuerzo fue mucho mayor”, explica Castro. El primer impulso de crecimiento de la electrificación de las flotas vino de la mano de las políticas de responsabilidad social corporativa y posteriormente, de los compromisos ESG (Environmental (medio ambiente), Social (sociedad) & Governance (gobierno corporativo) por sus siglas en ingles).
“Las empresas que tenían flota reservaban un porcentaje para hacer primero vehículo eléctrico de batería y posteriormente, también de híbridos enchufables. Pero ese porcentaje no se dejaba para flota técnica u operativa. Lo normal era electrificar flota de directivos o de servicios generales adscritos a un edificio”, explica Castro. Ahora, el esfuerzo ya se está haciendo en ambas direcciones.
Trabajando en lo verde
En efecto, empresas como Acciona distinguen entre ambos usos. En concreto, la memoria de sostenibilidad 2022 de la compañía detalla que “la flota operativa para los directivos se compone de 407 vehículos en 2022, de los que el 40,8% son vehículos híbridos y el 3,4% eléctricos. En relación con la flota de servicio, los vehículos ECO o cero emisiones se han incrementado en 2022 en un 226%, disponiendo de 562 vehículos eléctricos, híbridos, microhíbridos y GLP/GNC”, sin entrar al detalle de qué porcentaje representan en cuanto al global de la flota de servicio.
Endesa es una de esas empresas que lleva trabajando desde 2010 para electrificar su flota, según explica Pablo Samaura, director de Movilidad Corporativa de Endesa. “Nuestro objetivo es alcanzar las cero emisiones en 2040 como empresa pero, para las flotas, la meta se ha adelantado a 2030”, apunta. El directivo explica que manejan “unos 2.000 vehículos en flota de todo tipo, desde turismos a industriales”, aunque los más comunes son los primeros. La flota directiva supone el 12% (unos 240 vehículos), de los que 53 son eléctricos de batería y el resto, híbridos enchufables.
El resto, lo componen la flota comercial y la operativa, en donde aún perviven un 44% de vehículos térmicos. “Una de las dificultades para electrificar el 100% de la flota ha sido la barrera técnica, que no encuentres el vehículo que necesites. Pero esta brecha cada vez se está cerrando más y hay cada vez más modelos diferentes electrificados”, asegura Samaura.
De este modo, en el año 2024 van a renovar un 35% de los 2.000 vehículos para llegar a un 71% de su flota de bajas emisiones. Del 11% de vehículo eléctrico de batería que mantienen en la parte operativa y comercial, pasarán al 24% y los híbridos enchufables pasarán a representar el 45% de este grupo de vehículos.
“Estamos haciendo un esfuerzo importante en la flota operativa y con los empleados. Este tipo de vehículos requiere de una adaptación para su uso y de una mínima planificación, sobre todo para los que recorren más de 400 kilómetros diarios”, detalla el directivo de Endesa.
La clave está en el uso
Samaura ha apuntado ya dos de las principales dificultades o barreras a la hora de introducir estos vehículos en la operativa laboral, la disponibilidad de modelos y las diferencias en el uso respecto de los térmicos. En la misma línea se pronuncia el director de compras de Fluidra, Carles Picola, que señala “la menor autonomía de los vehículos eléctricos en comparación con los de combustión, especialmente relevante para la flota comercial”.
Desde el área de Sostenibilidad de Mapfre apuntan al “sobrecoste en la compra” como otra de las barreras, especialmente “en países donde el precio del combustible no es alto y por eso, la rentabilidad es peor”.
La aseguradora cerró el año pasado con “1226 vehículos de uso para la operación del Grupo, de los cuales el 22% eran ECO (híbrido, híbrido enchufable y eléctrico puro)”. Su objetivo es alcanzar el 100% de vehículos ECO en su flota en 2030.
Para Huguet, sin embargo, “la principal dificultad es la falta de una red de puntos de recarga adecuada, que permita encontrar un punto disponible cuando se necesite”. Y no solo eso. “Además, sería importante garantizar que el tiempo de recarga no sea excesivo y que la agilidad de estas recargas se optimice”, señala.
Samaura por su parte, aunque no descarta que la red de puntos de recarga en España sea insuficiente entiende que además “hay mucho desconocimiento al respecto de la disponibilidad de esta red y hay que informar muy bien”.
Endesa está haciendo un esfuerzo también grande en este punto y su red cuenta ya con más de 5.500 puntos de recarga de acceso público instalados, el 40% de ellos de tecnología rápida o ultrarrápida, tanto en entorno urbano como en carretera. Según los datos de ANFAC, en España ya hay 30.000 puntos de recarga aunque 9.000 no estarían aún operativos.
Punto de inflexión
El presidente de AER asegura que 2023 ha sido “un punto de inflexión” en cuanto a las matriculaciones de vehículos electrificados y espera “una aceleración extra para 2024”. Aunque Castro apunta que sus previsiones son “conservadoras”, sí considera que los electrificados alcanzarán un 12% de cuota en el renting en España este año, con una expectativa de crecimiento de la flota total de un 5%.
Esto implica que las matriculaciones de vehículos electrificados en renting deberían crecer al menos un 25%, superando las 113.000 unidades. Sin duda son datos conservadores si se tiene en cuenta que el vehículo electrificado ha crecido en el renting un 70% en 2023, según cifras de la AER.
Mapfre, Endesa y BBVA tienen estos objetivos, pero no son las únicas.
AENA aprobó en 2021 su Plan de Acción Climática, que establece que el 100% de su flota propia será sostenible en 2026. La gestora de aeropuertos no es ajena a las dificultades explicadas y estima que electrificará el 26% de su flota propia, reduciendo las emisiones del resto de los vehículos más pesados con combustibles alternativos.
Fluidra, por su parte, tiene un compromiso global “de alcanzar el objetivo de emisiones cero en 2027”. Para lograr la parte que le corresponde a los vehículos de compañía, ha introducido en su política de flotas “como mínimo una opción de vehículo etiqueta CERO o ECO en cada uno de los niveles de vehículos disponibles. A medida que van venciendo los contratos de renting, se contratan vehículos eléctricos o híbridos enchufables, si el perfil del conductor lo permite”, afirma Picola.
En esta decisión de compra, las empresas de renting están tomando un papel decisivo. “El cliente ya no desconfía de los vehículos electrificados”, apunta el presidente de la AER.
Pero ya no son un porcentaje reservado a quedar bien en una memoria de sostenibilidad. Ahora, “ya no es aspiracional. Todas las empresas más grandes ya están analizando cómo introducir estos vehículos y cómo esta entrada impacta en su cuenta de resultados. Antes, pasaban desapercibidos en la gestión de riesgos, pero ya no”, detalla Castro.
En este punto, la asesoría pormenorizada de las empresas de renting a estos grandes clientes “que necesitan orientación sobre qué necesitan y cómo gestionarlo en sus cuentas” se ha vuelto clave. “Las compañías de renting están incluyendo servicios de asesoramiento a través de datos de uso, análisis de ruta de los vehículos, puntos de recarga, valores residuales y ayudan a las empresas a gestionar estas nuevas flotas y mitigar los riesgos”, explica el presidente.
Para Samaura, de Endesa, es clave el acompañamiento del renting.
“La capacidad de actualizar la flota cada tres o cuatro años, evitando la obsolescencia tecnológica, es vital para conseguir nuestros objetivos. Ahora mismo, de aquí a 2030, tengo dos ventanas de renovación de mis vehículos para lograr la meta Net Zero”, con lo que encontrar el producto y el asesoramiento “respecto del coste total de propiedad del vehículo durante el tiempo que lo utilice” es una labor de impacto.
Nos quedan, pues, seis años de incertidumbre o de esperanza. Seis años para que estas empresas grandes de España den la vuelta a sus cifras de electrificados o enseñen las costuras del sistema.
Seis años y dos oportunidades de renovación para saber si las barreras técnicas, de recarga o incluso de usabilidad del producto serán suficientes para hundir la expectativa o si el acompañamiento de fabricantes y empresas de renting lograrán hacer eléctrica la limusina de las folclóricas del parqué.
