
La externalización cobra fuerza en el renting

Los procesos de externalización en empresas medianas y pequeñas son una buena piedra de toque para ampliar el mercado del renting en el futuro.
El presente y el futuro de la actividad automovilística de renting pasa por una mayor concienciación de las empresas de tamaño mediano y pequeño en la hora de comprometerse de un modo más decidido con los procesos de externalización corporativos.
La tónica dominante en los últimos ejercicios en relación con el vehículo de empresa, y en concreto en lo tocante a los contratos de renting, es el paulatino aumento del círculo de sociedades que no está calificado como gran empresa y que, poco a poco, está entendiendo que externalizar su parque de vehículos flotante se traduce en un incremento del tiempo y del dinero percibidos, una concepción que generalmente ha sido desechada por el pequeño empresario español, seducido por el sentimiento global de un país que adora la propiedad.
Alejandro Madrigal, el director del Observatorio del Vehículo de Empresa, lleva años analizando las tendencias del coche corporativo en España en la compañía de renting en la que trabaja, Arval. Las conclusiones del Observatorio se publican cada año en un informe, el CVO, que radiografía la realidad del vehículo de empresa en nuestro país.
“La tendencia a externalizar cada vez va teniendo más seguidores y peso”, explica el ejecutivo en un encuentro mantenido con Fleet People. “El renting ha ido creciendo progresivamente y uno de cada dos coches de empresa se están haciendo ya con este tipo de fórmula. Poco a poco, gradualmente, se tiende hacia esos procesos porque el cliente comprende cada vez mejor los beneficios que recibe”.
A pesar de esta tendencia, la gestión de los vehículos de empresa se sigue gestionando mayoritariamente a través de compras directas y leasing. En 2014 se vendieron en España 265.000 automóviles en el canal de empresas, lo que supuso aproximadamente el 27% del total de las matriculaciones del mercado (969.000 unidades). De esa cantidad, 93.000 vehículos, un 35% sobre el total, fueron compras realizadas por medio de contratos de renting. El resto hasta las 265.000 unidades se concentraron en exportaciones, automatrículas o kilómetros cero o ventas por medio de leasing y compra directa. En conjunto, el parque de vehículos en renting de España roza las 400.000 unidades, pero queda muy alejado del total de automóviles de empresa censados, 1,29 millones de unidades.
Y eso, sin contar con los vehículos que adquieren los empresarios autónomos, un universo al que quiere hincar el diente el sector del renting pero no sin dificultades, ya que no existe manera técnica de conocer el parque de vehículos de este segmento porque su matriculación se efectúa con NIF (número de identificación fiscal), no con el Código de Identificación Fiscal (CIF) de las empresas convencionales.
Un parque de empresa tan elevado en cifras de compra y leasing representa un importante obstáculo para las compañías, de acuerdo con Alejandro Madrigal.
“Ese índice demuestra la baja renovación del parque de vehículos en España, que es casi sintomática. No hay que olvidar que las flotas de coches compradas por empresas pesan mucho en el balance de una cuenta de resultados [los vehículos en renting no computan como activo, sino como gasto], porque al final el vehículo está ligado directamente a la actividad de las compañías y hay que renovarlo. También es verdad que la crisis ha afectado mucho, pero esa renovación hay que afrontarla”, explica.
En cualquier caso, el progresivo interés en externalizar actividades es un síntoma positivo para el renting, que también se está aprovechando, y mucho, de las mejores condiciones económicas que atraviesa el país, con un grifo crediticio que por fin fluye para el empresario, lo que se traduce en oportunidades de inversión para renovar, cambiar o adquirir nueva flota.
“Por fin, este año hemos constatado que el mercado sigue creciendo y eso es muy bueno. Los datos de matriculaciones generales también, y las de empresa crecen a buen ritmo. Observamos que las pymes están subiendo bastante, en el entorno de un 17% en adquisición a través de renting, lo que significa que cada vez más empresarios se animan con fórmulas de alquiler con servicios como el renting”, sostiene el directivo de Arval.
De vuelta a los procesos de externalización, uno de los componentes que pueden explicar por qué el empresario español medio —hay que consignar que la gran empresa está tradicionalmente acostumbrada al uso del renting de vehículos— empieza a fijarse más en el alquiler con servicios reside en los propios cambios culturales que rodean no sólo al automóvil, sino a la propia ciudadanía.
En un universo tecnificado y de rápida absorción, el renting se ha dado de bruces con que su propia filosofía encaja a la perfección en un modelo de demanda que cada vez exige más sencillez en la oferta, paquetización y ausencia de interferencias. Pagar una cuota mensual a cambio de todos los servicios que engloban al automóvil, excepto echar gasolina, está empezando a calar en muchos empresarios pequeños que entienden que, aunque la factura sea un poco mayor y no se disponga del coche en propiedad, las ventajas adicionales compensan.
Todo esto, obviamente, lo ha posibilitado el final de la crisis económica, que agudizó sobremanera la sinergia de actividades en las compañías de tamaño más reducido, que preferían el teórico ahorro económico en la factura de fórmulas como el leasing o la compra directa a plazos.
Alejandro Madrigal discrepa de este último punto, uno de los constantes caballos de batalla del sector del renting en la hora de defender su actividad.
“El concepto de la propiedad es lo que más pesa en España, tradicionalmente. Pero si uno lo analiza, ¿Para qué quieres un coche en propiedad? Es un bien que se está depreciando cada día, y con un concepto de fondo equivocado. Porque el empresario, como el ciudadano, considera que dejas de pagar por el coche en el mes en el que abonas la última factura de financiación. Esto no es cierto. El día que dejas de pagar por la financiación sigues pagando por las averías del coche o por el mantenimiento, y normalmente con un coche de más edad”, asegura el directivo, que también afirma que el renting debería estar asumido en una empresa como un proceso de externalización equivalente al de una gestoría y que disponer de esta fórmula es más productivo “y ayuda a que el empresario no piense en otra cosa que no sea su actividad. ¿Cuánto vale eso?”, asevera Madrigal.
La realidad es que las expectativas de crecimiento del vehículo de empresa y del renting, según las estimaciones del Observatorio al respecto de la compañía Arval, son francamente positivas. Se calcula que las matriculaciones de turismos de renting pasarán de las 76.000 unidades del año pasado a cerca de 150.000 unidades en 2018, un dato que, en el caso de los vehículos comerciales ligeros, pasará de 17.600 a 28.500 unidades en idéntico periodo.
De confirmarse estas previsiones finalmente, se constataría la ansiada madurez del vehículo destinado a empresa en España, cale o no cale del todo la aclimatación del empresariado español a la externalización de procesos.