La start-up de alquiler de vehículos de origen estadounidense Kyte ha procedido a una reestructuración potente de su plantilla actual y centrará su modelo de negocio de rent a car a medida en dos mercados locales únicamente, en un intento por salir a flote y evitar terminar en la quiebra.
La empresa, fundada en 2019 por Ludwig Schoenack, Nikolaus Volk y Francesco Wiedemann, todos norteamericanos de ascendencia alemana, nació con la idea y el propósito de convertirse en rival directa del gigante Hertz, y así lo comunicaba la propia compañía, que bajo su estrategia de negocio original pretendía establecer una fórmula de entrega y recogida de los vehículos a domicilio.
Algunas compañías europeas iniciaron un recorrido similar al de Kyte, incluso abriendo brecha, como Cazoo, con propuestas de alquileres a la carta que no han resultado bien en el mercado por los problemas para acceder a financiación y los elevados costes que suponen soportar stocks y flotas de vehículos sin un respaldo financiero consolidado.
En el caso de Kyte, su actual consejero delegado Nikolaus Volk ha reconocido a la web TechCrunch que en este momento se ven obligados a reducir su plantilla a la mitad y a concentrarse en dos mercados de Estados Unidos, Nueva York y San Francisco, después de estar presente en varias de las principales plazas del país como Los Ángeles, Boston, Chicago, Atlanta o Washington, entre otras.
Unos 70 millones de ingresos
El objetivo de la empresa no es otro que conseguir ser rentable de aquí al próximo año y medio, situación que, de no conseguirse, pondría a Kyte frente al abismo financiero, después de haber obtenido en los últimos años algunos apoyos financieros positivos.
A mediados de 2022, sin ir más lejos, la empresa cerró una línea de crédito de 200 millones de dólares liderada por la entidad Goldman Sachs y Ares Management para expandir y acelerar sus procesos de negocio, y a finales del mismo año captó otros 60 millones por cuenta de un brazo inversor de Stephen George, accionista también de Tesla y de SpaceX, de Elon Musk.
Con esa inversión, George logró un asiento en el Consejo de Kyte, pero de momento no ha servido para relanzar la empresa.
El grueso de inyecciones financieras para la compañía terminó en marzo de este mismo año, pero asegurándose otros 250 millones de dólares en créditos, esta vez respaldados por Barclays y Waterfall Asset Management.
A pesar de consignarse a la empresa dichas cantidades para financiar su negocio, ese mismo marzo de este ejercicio, la compañía se refería a volúmenes propios de 6.000 vehículos “comprados, financiados, en propiedad, explotados y vendidos”, lo que supone una cifra extremadamente baja en comparación con los tradicionales modelos de alquiler y explotación de automóviles por espacios temporales.
De acuerdo con cifras obtenidos por Fleet People a través del canal Growjo, Kyte, que no ha reportado sus cuentas anuales económicas, contaría con una plantilla de unos 200 empleados y una facturación anual estimada de unos 70 millones de dólares.