Hace cinco años no se sabía nada de él ni de su obra. Pero, a día de hoy, Javier Sánchez Medina es una figura clave del interiorismo español más internacional. Aunque le gustaba el arte y la artesanía desde niño, nunca se había planteado dedicarse a ello profesionalmente.
“En mi familia no había artesanos. Pero, al ser extremeño, siempre tuve presente este oficio. Recuerdo ver a mi abuelo haciendo sillas de enea y persianas de pleita, mientras mi hermano y yo jugábamos a su alrededor. Aprendí a hacer trabajos artesanales, pero nunca los vi como una salida laboral porque, en Badajoz, o estudias una carrera, o te sacas una oposición”, comenta Sánchez Medina a Fleet People.
Intentó estudiar Bellas Artes en Sevilla, pero no pudo por cuestiones familiares, así que decidió enfocarse hacia el mundo del deporte, donde no le iba mal: dirigía un gimnasio y opositaba para bombero.
Las cosas parecían encaminadas, y sin embargo… “Empecé a viajar y a conocer gente que se dedicaba a la artesanía y vivía de ello. Cada vez tenía más ganas de probar y, por fin, en 2014, en plena crisis, me lié la manta a la cabeza y monté un taller de espartero en Madrid. Mis padres pensaban que estaba loco”, recuerda.
Su primer objetivo al llegar a la capital era aprender antiguas técnicas de trabajo en madera y fibras naturales para poder adaptarlas a diseños modernos. Se formó junto a la restauradora Marisa del Real y pronto dio rienda suelta a sus creaciones. Los primeros en llegar fueron sus “espejos-sol” de mimbre y bambú, a los que siguieron los “trofeos ecológicos”: recreaciones en esparto de cabezas de animales (toros, búfalos…). “Mi meta era simple: trabajar en lo que me gustaba y ganarme la vida con ello. Nunca pensé en llegar más lejos”, confiesa.
Cruzando el charco
El éxito llegó pronto, inesperado y de la mano de las redes sociales. Su perfil en Instagram fue un reclamo para clientes y periodistas expertos en decoración. Había nacido una estrella.
“Me contactó Nate Berkus, un interiorista norteamericano mundialmente reconocido, para pedirme que hiciera con él su stand de la Cienega Design Quarter (LCDQLA) 2016, una feria de decoración en Los Ángeles con repercusión internacional en la que participa lo más granado de la decoración y el diseño”, explica.
La puerta al otro lado del charco estaba abierta y por ella entró el embajador de Estados Unidos en España.
Gracias a él, por el modesto taller de Sánchez Medina empezaron a desfilar personalidades de la política y famosos de todo el mundo. “Un día me llamó para decirme que si podía abrir el taller a una amiga suya que seguía mi trabajo y quería conocerme. Acepté encantado. Se presentó un coche oficial seguido de paparazzis.
Dos escoltas flanquearon la puerta dejando entrar sólo a dos chicas con grandes gafas de sol. Una de ellas era Sarah Jessica Parker. Cuando la reconocí empecé a temblar. Fue muy emocionante”, detalla. Después de ello, la fama mundial de Sánchez Medina se ha disparado y son muchas instituciones, marcas y artistas que llaman a su puerta para proponerle las más increíbles colaboraciones.
“He participado en la decoración de hoteles, he trabajado con la diseñadora Carlota Barrera, ganadora del premio Who´s On Next 2019, he colaborado con marcas como Loewe y Hermés y he hecho un anuncio para Subaru. Y a principios de este año, por el 90 aniversario del nacimiento de Mickey Mouse, se expuso una obra mía en Nueva York”, comenta orgulloso.
Las propuestas se multiplican y a Sánchez Medina le faltan horas en el día para dar abasto con todo.
Actualmente hay dos meses de espera para los pedidos de sus piezas más emblemáticas (espejos y trofeos ecológicos), y ha tenido que contratar a dos artesanos que le ayuden, aunque él siempre supervisa el trabajo.
Además, hace un año que ha abierto un segundo taller donde se podrán dar cursos y cenas para empresas que quieran ofrecer este tipo de experiencias a sus clientes VIP.
También está preparando una colección nueva de espejos y tiene pendientes colaboraciones muy apetecibles, una de ellas con Rossana Orlandi, piedra angular del diseño contemporáneo. Pero los muchos frentes que tiene abiertos no le despistan un ápice de su objetivo principal: “Llevar la fibra natural a todos los campos; a la decoración, a la moda, al diseño… Que la artesanía se valore como lo que es: un verdadero lujo muy superior a los productos de plástico, sin historia, efímeros y de baja calidad”, subraya.
Sinceramente, esperamos que lo consiga.