
¿Desaceleración o frenazo?
incertidumbre para 2020 por Alemania, el Brexit y el diésel // En concreto, la recesión en Alemania acongoja a la industria automovilística española

incertidumbre para 2020 por Alemania, el Brexit y el diésel // En concreto, la recesión en Alemania acongoja a la industria automovilística española
En el sector del automóvil, las alarmas están encendidas y el sonido que emiten es en alemán —¡Achtung!—. Los indicadores económicos que llegan desde Alemania muestran un grave riesgo de desaceleración que podría tener unos efectos casi devastadores tanto para la economía española como para la industria del automóvil nacional.
Uno de los factores evidentes de la globalización y también de la unión económica y comercial en la Unión Europea es que, cada vez más, lo que pasa en otros países tiene efecto sobre España y sobre todo lo relativo a Alemania, primera potencia económica de viejo continente y segundo país al que más se exportan los vehículos fabricados en España.
Por todo ello, no hay que ser youtuber, instagramer, influencer o alguien demasiado avezado para darse cuenta de que, si a Alemania le va mal en lo económico, no es ninguna buena noticia para los españoles.
El tercer trimestre del año comenzó con previsiones poco halagüeñas para el cierre de 2019 en relación con la evolución de la economía germana. El Instituto de Economía Mundial de Kiel (ifW, por sus siglas en alemán), alertó de que Alemania haría suya la temida palabra recesión en 2019 y de que se economía continuaría retrocediendo en 2021. Todo ello después de que, en el segundo trimestre del año, Alemania registrase una contracción del 0,1% en comparación con el primer cuarto de 2019 (+0,4%), por lo que el país se situaba al borde de la recesión por los efectos negativos de la guerra comercial y de la situación actual de la industria, según datos de la Oficina Federal de Estadística (Destatis).
Para España, las previsiones económicas que se manejan no son tan catastrofistas (dependiendo de quién las realice, claro), pero ponen de manifiesto que la recuperación que se ha experimentado en los últimos años no va seguir la misma línea en los próximos meses. Así, a mediados del pasado mes de octubre, el Gobierno revisó a la baja su previsión de crecimiento del PIB para 2019, hasta el 2,1% (una décima menos) y el que viene (1,8%). Esta rebaja está en línea con los movimientos realizados por organismos como Funcas, CaixaBank, la agencia de calificación S&P o el propio Banco de España.
Recordando la famosa frase que usan los turistas cuando van a Las Vegas (Nevada, Estados Unidos), ‘lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas’, desde España se podría pensar que se podría utilizar en el aspecto económico (‘lo que pasa en Alemania se queda en Alemania’), pero esta afirmación no es veraz, porque lo que sucede en dicho país afecta y mucho al nuestro y sobre todo al sector del automóvil, tanto en la rama industrial como en la comercial.
Las fábricas españolas de automóviles ya están sufriendo los efectos de la desaceleración económica en Alemania, puesto que allí se exporta una buena parte de los coches made in Spain. Lo que le faltaba a las factorías españolas, que ya estaban teniendo que batallar con las menores matriculaciones en el mercado nacional, motivadas por la incertidumbre generada por factores tan diversos como la guerra comercial entre Estados Unidos, el Brexit o la falta de certeza sobre lo que hará el Gobierno con los coches de combustión (diésel y gasolina). Recordemos que la intención del Ejecutivo de Sánchez es prohibir (aunque luego reculó y quitó dicha palabra de su ideario) la venta de coches de combustión en 2040.
La industria automovilística europea se opone a un Brexit duro
Como no podría ser de otra forma, el sector español del automóvil se mantiene pendiente de lo que está sucediendo en Alemania y muestra cierta preocupación ante ello. Este sentimiento lo verbaliza el vicepresidente ejecutivo de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), Mario Armero, que explica a Fleet People que una recesión en Alemania “es preocupante”, puesto que este es uno de los principales mercados europeos donde van dirigidos los vehículos producidos en España. “Pero el Gobierno alemán ya está trabajando en posibles medidas para paliar esta situación y, en función de su desarrollo, evaluaremos cómo afectará a las exportaciones españolas”, subraya Armero, que recuerda que en 2018 se exportaron a Alemania cerca de 421.000 vehículos fabricados dentro de las fronteras españolas.
Desde el punto de vista comercial también se teme un deterioro de la economía alemana. Así, el presidente de la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios (Ganvam), Raúl Palacios, asegura que, si finalmente Alemania entra en recesión, el impacto sobre las exportaciones nacionales será “inevitable”, por la elevada “dependencia” del comercio exterior de España y, especialmente, en lo relativo al país teutón.
No obstante, Palacios señala, en declaraciones a FP, que este no será el único aspecto con el que tendrá que “lidiar” el sector del automóvil en España en el terreno de las exportaciones, sino que estas también estarán determinadas por la guerra arancelaria entre China y Estados Unidos y por la salida de Reino Unido de la Unión Europea.
No solo las asociaciones están alarmadas con los posibles efectos de la recesión en Alemania, ya que la consultora MSI también estima que esta eventual situación podría generar que las exportaciones nacionales continúen “con tendencia negativa”. El director comercial de la firma, José Manuel López, recuerda a FP que las exportaciones están cayendo respecto al año anterior, aunque destaca que el “mayor enemigo” de la producción española es “la cruzada contra el diésel”, puesto que es “donde reside” la mayor calidad de producción de vehículos en España.
Los efectos de la caída de la economía alemana sobre la española y sobre el sector del automóvil nacional son indudables, pero ¿Cómo afectarán a la evolución de las matriculaciones y de la producción para el año que viene? El impacto se dejará notar, pero no será lo único que determinará la evolución el año que viene, ya que también entran en juego otros factores como la llegada del nuevo protocolo de medición de emisiones RDE (todos recordamos el caos generado con el WLTP), así como la resolución de un Brexit con o sin acuerdo, las mayores trabas arancelarias por la batalla comercial China-Estados Unidos o las decisiones del Gobierno surgido de las elecciones en relación con el diésel, los vehículos de combustión y todo lo relacionado con el automóvil.
Desde MSI, López augura un retroceso del 2,4% en las matriculaciones para el año que viene en España, con 1,23 millones de unidades, sumando el segundo ejercicio consecutivo de caída (junto con 2019), después de que el mercado español “tocara techo en 2018”. En cuanto a la producción, alerta de que España, segundo país europeo en fabricación de vehículos, se está viendo afectado por la batalla contra el diésel y por la desaceleración de los países de la región en los que se venden los modelos made in Spain. No prevé que la situación mejore “a largo plazo”.
En su opinión, el principal reto al que se enfrenta el sector del automóvil de cara a 2020 será el nuevo reglamento europeo RDE, que tendrá en cuenta las emisiones de los vehículos en condiciones reales de utilización. Su llegada supondrá que las marcas tendrán que variar su mix de producto para alcanzar los límites establecidos, una situación que “atenta directamente contra la cuenta de resultados tanto de la marca como del concesionario, ya que el concesionario tendrá que hacer descuentos para poder vender lo que la marca imponga”.
La estimación de Anfac va más o menos en la misma línea, con una caída del 4% en las matriculaciones a cierre de 2019 respecto a 2018 y una estabilidad o leve caída del 1% en 2020, mientras que los volúmenes de fabricación de las planta s españolas se moverán en términos de estabilidad.
Mario Armero señala al respecto que los fabricantes se enfrentan a retos como la mejora de la calidad del aire, la lucha contra el cambio climático o la congestión del tráfico.
Las fábricas españolas aumentan un 17,2% la producción en septiembre
Por ello resalta la necesidad de crear una demanda más fuerte en España, por lo que pide que desde las administraciones se lancen planes de incentivos y ayudas a la compra de vehículos de bajas emisiones, así como potenciar el desarrollo de infraestructuras de puntos de recarga en las carreteras. “Es necesario generar una demanda fuerte para los vehículos cero y bajísimas emisiones, con políticas homogéneas y estímulos a la compra de vehículos cero emisiones y un plan de renovación del parque”, subraya.
Raúl Palacios, por su parte, se desmarca de las estimaciones negativas para el año que viene, puesto que cree que en 2020 se experimentará una progresión del 1,5% en la comparativa con el año actual.
Para lograr esta mejoría, Palacios destaca la importancia de que exista un Gobierno “estable” que tome decisiones y que vuelva a poner en la agenda política a un sector “estratégico” como el del automóvil.
“Nuestra aspiración, y así se lo trasladamos a los partidos políticos, es poner en marcha la figura de la Secretaría de Estado de Automoción, que sea los ojos del sector dentro de la Administración para evitar legislar a golpe de declaración y que, tomando decisiones técnicas, impulse al sector, favorezca una transición ordenada y eficaz hacia a movilidad sostenible y afronte el impacto medioambiental desde una perspectiva de unidad de mercado”, sentencia.
Asociaciones, consultoras y diferentes organismos adelantan un futuro a corto plazo incierto tanto para la economía española como para su sector del automóvil (ramas industrial y comercial). Sobre la mesa hay factores clave como el enfriamiento de la economía internacional (especialmente la alemana), la guerra comercial, el Brexit, la cruzada contra el diésel, el RDE, la incertidumbre sobre los vehículos de combustión o la falta de un Gobierno estable en España.
Los indicadores adelantan que los pocos años de crecimiento que acumula la economía española tras la famosa crisis económica están, si no llegando a su fin, sí parece que frenando las subidas, lo que tendrá su efecto sobre la confianza de los consumidores y, por tanto, en las matriculaciones de automóviles tanto en España como en otros países.
Todo ello, junto al cambio de tercio hacia una nueva movilidad sostenible y no tan basada en la propiedad, hacen que sea muy difícil prever lo que va a ser del sector en el período comprendido entre los próximos dos y cinco años.
Habrá que esperar.