sábado 12, julio, 2025

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Historias de Nueva York: El ‘blues’ de little Italy

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Autor

Enrique García
Enrique Garcíahttps://cervantes.academia.edu/EnriqueGarc%C3%ADa
Periodista y filólogo, Enrique García ha sido profesor de Español en el Instituto Cervantes de Nueva York durante años, después de pasar por lugares tan dispares como Brasil, Italia o Polonia. Con bases en este momento a caballo entre Madrid y Mallorca, García aporta a Fleet People visiones bellas y cotidianas, pero sobre todo diferentes, de la ciudad de los rascacielos. En la sección EXTRA de la versión impresa, el automóvil es generalmente su punto de fuga habitual.

El 17 de febrero de 2018 se declaró un incendió en el restaurante Angelo´s, situado en el número 146 de la calle Mulberry.

No hubo heridos de gravedad, aunque el interior del restaurante quedó completamente calcinado. Se trataba de un restaurante centenario, que había sido fundado en 1902 por una familia de emigrantes italianos.

A lo largo de todas esas décadas, se había convertido en uno de los lugares más emblemáticos de Little Italy, y a él acudían tanto los residentes más históricos del barrio como los grupos de turistas despistados, deseosos de degustar un plato de genuina pasta. Un día después del incendio, y en medio de un ambiente de funeral, los dueños quisieron insuflar algo de optimismo y colocaron en la puerta del local un cartel con una promesa: “¡Volveremos con más fuerza que nunca!”.

Pero hoy, más de un año después del incendio, el restaurante sigue cerrado.

En sus mejores años, la Pequeña Italia se extendía hasta la calle Houston, en el norte, y las calles Lafayette y Bowery. No era el único barrio italiano de la ciudad, ni siquiera el más poblado, pero era un barrio lleno de vitalidad y carisma, donde los sufridos emigrantes podían encontrar numerosos lugares donde combatir la nostalgia.

Se calcula que desde 1860 hasta finales del siglo XIX llegaron a Nueva York cerca de 70.000 italianos, cifra que aumentó hasta el medio millón durante la década de los años 20.

Sin embargo, las familias fueron buscando otras zonas más espaciosas y se fueron marchando, de modo que el barrio ha ido empequeñeciéndose irremediablemente ante el empuje de la vecina Chinatown y la indiferencia del resto de los neoyorquinos, hasta acabar prácticamente reducido a una calle, Mulberry, en la que sobreviven a duras penas, y casi como un souvenir, los últimos restaurantes italianos.

La desaparición del restaurante Angelo´s es un episodio más en la imparable decadencia de Little Italy.

En los últimos años, muchos de los viejos restaurantes italianos han tenido que mudarse a otras zonas de Nueva York, o directamente, echar el cierre, después de que los alquileres se duplicaran o, incluso, triplicaran.

La dinámica es siempre la misma: Un nuevo inversor compra todo el edificio y envía una nota al dueño del restaurante exigiéndole una renta desorbitada.

El restaurante Umberto, uno de los que aún resisten, vio cómo de la noche a la mañana el alquiler pasaba de 15.000 a 34.000 dólares al mes.

En una entrevista en The New York Times, el dueño del restaurante reconocía que era uno de los momentos más difíciles para su negocio, lo cual es mucho decir, si consideramos que fue en el interior del antiguo Umberto, en 1972, donde fue abatido Joe Gallo, uno de los últimos jefes de la mafia neoyorquina.

Unos locales más abajo, el restaurante SPQR tuvo que cerrar al ver cómo la renta se disparaba hasta los 50.000 dólares mensuales. En el local donde antes se servían los espaguetis más genuinos de Nueva York, hoy hay una tienda especializada en artículos navideños, donde se puede comprar espumillón y figuritas de Papá Noel en pleno mes de agosto.

Ante eso, no queda otra alternativa que aceptar que todas las ciudades cambian. Aunque siempre nos quede la sospecha de que, después de todo, lo hagan para bien.

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