Cumplir 50 años como un icono automovilístico está al alcance de unos pocos. De, solamente —más bien diríamos— poquísimos modelos de vehículos. Uno de los indiscutibles es por derecho propio el Volkswagen Golf, que cumple este año su boda de oro, en mejor forma que nunca y manteniendo intacto un halo de atracción que lo ha convertido en insustituible en mercados como el español.
Un Golf. Ni más, ni menos. Uno no dice tissues ni servilletas de papel: dice Kleenex; tampoco notas adhesivas de papel, sino Post-it; ni crema de cacao y avellanas, sino Nocilla o Nutella, según el gusto (aunque todo el mundo sabe que la Nutella es mejor). Y lo mismo ocurre con el Nesquik o el Cola-Cao —ni que decir tiene que el segundo es el más bueno—.
Pues al Golf le ocurre lo mismo. Que una persona va a un concesionario y quiere un automóvil ‘del tipo Golf’. Y en el universo de las flotas también. Sigue siendo el benchmark. ¿Por qué? Pues miren, se podrá decir, seguramente, que el paso de los años ha consolidado esta idea y que pueda no ser así, según la opinión de cada quién.
En nuestro caso, el que escribe les puede decir que no ha optado por un Golf ecológico para probarlo en directo, ni siquiera por una mecánica de gasolina, no.
Diésel. Un TDI.
Bien es cierto que las modas y la política lo inundan todo, y quizás por ello no nos costó mucho elegir la propulsión diésel. Las preferencias actuales pueden mover al usuario a dudar si escoger una tecnología u otra, pero nosotros no teníamos duda alguna.
El Golf, que cuenta durante este ejercicio con una edición limitada que conmemora su 50 aniversario, lo tiene todo con el motor de gasóleo. No consume nada y se conduce… ¡Cómo se conduce! La posición al volante es prácticamente perfecta, su altura al suelo exacta y su comportamiento dinámico sobresaliente. Como siempre ha sido en un Golf, y puede que por ello se siga manteniendo como una elección no solo perfecta para el usuario medio español, sino también como coche de empresa, donde sigue mostrando unas cifras de venta fantásticas.
Golf, triunfando en renting y empresas
Este modelo es el quinto coche más vendido en España de su segmento en los últimos cinco años en el mercado neto, 31.000 unidades matriculadas desde 2020.
Es decir, si descontamos el rent a car, las automatriculaciones y las flotas propias y dejamos el mercado puro, este viejo de 50 años sigue cobrando una relevancia comercial casi asombrosa en nuestro país, porque no es un automóvil barato y se ubica de modo nítido por encima del precio de los cuatro modelos que le preceden en el ranking.
Pero, oigan, es que más del 55% de sus ventas se concentran en el mercado corporativo de flotas y renting. En concreto, y mirando hacia atrás, es el sexto modelo de su segmento más comprado por las empresas en España, y nada menos que el segundo en renting, con unas cifras en este último caso sobresalientes: 14.198 unidades desde 2020: suponen el 46% de las ventas totales.
La explicación es sencilla: el Golf es un vehículo completo, con mayúsculas. En todos sus aspectos. Es un muy buen coche, es discreto y cae muy bien. A lo mejor no todos estos detalles les parecen realmente relevantes, pero créannos: lo son, y mucho, para el universo del renting.
Este vehículo es muy, pero que muy demandado en sectores como el de los visitadores médicos, laboratorios y comerciales de perfil medio, por ejemplo, que quieren dar buena imagen, pero sin excederse de cara a sus clientes; y que quieren valorar a sus empleados, que aprecian el Golf.
Lo que es evidente es que uno no vende solo con historia. Ya hemos comentado las sensaciones que transmite el Golf, y esa es la razón, además de por su acertado diseño a lo largo del tiempo, que se traduce en ventas a clientes.
Tecnologías para tod@s
También es un éxito el hecho de que se ofrezcan al cliente todas las tecnologías posibles de propulsión, excepto la eléctrica pura —reservada a los modelos ID. de Volkswagen—. Hay una acertada variedad de versiones, desde los económicos y eficientes 1.5 TSI de gasolina con 115 CV hasta el bestial ‘R’ de dos litros y 333CV de potencia. Pero, en el medio, esto es, en la virtud, podemos acceder a motores diésel de 115CV (perfecto para flotas) o 150CV (el que hemos conducido, una maravilla), gasolina de 150 y 204CV, híbrido suave eTSI con 115 y 150CV (el primero una opción muy demandada también en flotas al no ser diésel y disponer de etiqueta ECO) e híbrido enchufable e-Hybrid con 204CV o GTE con 272CV, ambos con la etiqueta CERO de la Dirección General de Tráfico y con hasta 131 kilómetros de autonomía eléctrica sin necesidad de recarga.
En cuanto a la estructura comercial del nuevo Golf en su octava generación, hay cuatro líneas básicas con dos adendas. Las cuatro versiones esenciales son Golf, Life, Style y R-Line, pero Life tiene otra versión que añade más equipamiento, denominada MÁS, y Style la 50 Aniversario que se producirá solo este año.
Desde la opción inicial ‘Golf’ este vehículo incluye asistente de carril, control de velocidad, asistente de tráfico, faros de led delanteros, climatizador, llantas de 16 pulgadas, digital cockpit de 10 pulgadas, volante de cuero y sensores de aparcamiento delanteros y traseros, entre otros.
El Golf se puede adquirir desde su configuración base por 23.600 euros si se financia con la marca.
En el caso de renting, se puede encontrar por una cuota aproximada de unos 400 euros más impuestos en su versión base, una cifra que se situara en unos 460 euros sin IVA en el caso de la opción híbrida.
Para clientes particulares, la firma ofrece el modelo desde 190 euros mensuales, con una cuota de entrada de 3.485,29 euros a un plazo de 36 meses y 10.000 kilómetros al año, con una cuota final si se quiere adquirir de 20.198,42 euros.