Francisco Javier García Sanz, el español que reinó en Volkswagen

A Francisco Javier García Sanz (Madrid, 6 de mayo de 1957) siempre le ha gustado que le llamen Paco. Pocos ejecutivos han sido tan cercanos —y tan directos— con la prensa de automoción como García Sanz, un ejecutivo de esos que no rehúye las preguntas; de los que no vacilan. Un líder en toda regla. El grupo Volkswagen anunció a mediados de abril una nueva reorganización de su estructura directiva. En el nuevo esquema no cabían ni quien fue el encargado de comerse el sapo del escándalo diésel, Matthias Müller, ni García Sanz, quien ejercía como el miembro más antiguo del Consejo de Administración de la automovilística y responsable de Compras.

García Sanz llevaba 25 años trabajando en Volkswagen. Fue el único directivo de la vieja guardia de Volkswagen, junto con Rupert Stadler, consejero delegado de Audi,  que mantuvo el cargo en 2015, cuando el dieselgate se llevó por delante  a toda la cúpula. No sólo eso. Le renovaron por cinco años, en lugar de los tres habituales.

Caracterizado por su discurso claro y directo a la resolución de los problemas allí donde estén, según explica a Fleet People un directivo que ha compartido negociaciones con ‘Paco’, el doctor García Sanz llegó a Alemania de pequeño, con su familia, estudió Empresariales en Wiesbaden y comenzó haciendo prácticas en el gigante turístico y del retail Rewe. En 1979 entró en la nómina de Opel y poco más tarde formaría parte en el área de Compras de la marca, ya en España, de la guardia pretoriana de un ejecutivo tan brillante como peculiar y polémico: José Ignacio López de Arriortúa, Superlópez, entonces jefe de Compras de Opel y, posteriormente, responsable de Compras en Europa de General Motors.

El gran trabajo que hicieron en GM llamó la atención de Volkswagen, que a comienzos de la década de 1990 les fichó. Arriortúa saldría por la puerta de atrás al poco tiempo por un feo caso de espionaje industrial, pero para entonces García Sanz ya estaba llamado a formar parte del Olimpo en el consorcio alemán, que le nombró miembro de pleno derecho de su Consejo de Administración en 2001 y como Director de Compras, con capacidad directa de decisión de aprovisionamiento sobre decenas de miles de millones de euros cada ejercicio.

Modernizando la patronal

Una de las labores más aplaudidas del directivo en España, independientemente de ser una voz local dentro una empresa alemana cuando ha tenido que defender el futuro de Seat —algo que hoy puede sonar raro, pero que hace 10 o 15 años no lo era en absoluto—, ha sido su labor como presidente de Anfac, la Asociación Española de fabricantes de Automóviles y Camiones. García Sanz estuvo al frente de Anfac durante entre 2008 y 2010. Fue el verdadero artífice de la modernización de la patronal.

“Con todos los respetos, cuando llegó situó Anfac en otro nivel en temas de interlocución con la Administración. Profesionalizó la asociación, pero lo más importante es la interlocución. Hablaba directamente con ministros, sabían quién era y además valoraban muy mucho su influencia como español en Volkswagen. Infundía respeto”, afirma una persona que trabajó en Anfac en la época que fue presidente.

Y no hay que olvidar la época en la que el ejecutivo fue designado presidente de Anfac, en plena crisis económica y con las ventas de coches hundidas en nuestro país. Una patata caliente que don Paco aceptó con gusto.

García Sanz no se va de vacío de Volkswagen. Cuenta con un fondo de pensiones del grupo de más de 20 millones de euros, que se suman a los cinco anuales que cobraba.

Para algún que otro caprichito le dará.