La patronal de los concesionarios de automóviles españoles, Faconauto, considera que el mercado de turismos español se puede hundir hasta un nivel de 825.000 unidades (se vendieron 950.000 en 2023) si Europa no suaviza las exigencias medioambientales con los fabricantes de automóviles previstas para 2025, y que fijan un límite de emisiones de dióxido de carbono de 93,6 gramos de CO2 por kilómetro recorrido como promedio por marca.
En los últimos años, el sector de automoción ha reducido de un modo drástico las emisiones medias de sus turismos a la venta, desde los 191 gramos del año 2003 y hasta los 115 gramos con los que cerrará 2024, según cifras de Faconauto.
Con el condicionante de Europa en relación con las emisiones para 2025, el automóvil necesitaría matricular cerca de 236.000 unidades con cero emisiones el próximo año, teniendo en cuenta que ese año concluirá con unas 70.000 entregas eléctricas con las previsiones de Faconauto.
Entre enero y noviembre pasado se han vendido unos 55.000 eléctricos en España, según datos de la consultora MSI en manos de Fleet People.
O más, o menos, pero no en el medio
En este sentido, Faconauto mantenía unas previsiones de ventas actuales de 1,02 millones de unidades para 2025, una cifra que “en ningún caso” se consolidará el próximo ejercicio, ya que o bien caerán con fuerza porque Europa no habrá relajado su presión sobre los fabricantes en relación con el CO2 —pudiendo caer hasta 825.000 unidades—, o bien subirán también con fuerza hasta 1,2 millones de unidades, en este caso porque Europa habrá —potencialmente— aplicado medidas que suavicen sus exigencias respecto del objetivo de 93,7 gramos de CO2 por kilómetro recorrido.
“Tal y como estamos, Europa vive un momento crítico en su industria en términos de empleo y de competitividad. Todo queda en las manos de Europa, de cómo encare Europa las políticas del automóvil”, ha asegurado Marta Blázquez, presidenta de Faconauto, durante un encuentro con periodistas.
La máxima responsable de los concesionarios españoles ha criticado que los objetivos medioambientales fijados por Bruselas “ni han sido homogéneos ni se consiguen” y ha afirmado abiertamente que “no se puede multar al sector [de automoción] que más ha invertido en electrificación y que ha puesto dicha oferta al servicio del ciudadano, con 400 modelos en el mercado”.
Blázquez ha continuado en dicha línea apuntando que si los objetivos medioambientales y de ventas del vehículo electrificado no se consiguen “no es por razones que se puedan achacar al sector de automoción. Dichas razones provendrán del miedo del usuario, de la falta de infraestructura o de la gestión que se ha realizado de las ayudas, pero no por culpa del sector”.
Incentivo fiscal a las empresas para renovar su flota
La directiva ha señalado también que, en materia de sostenibilidad, al sector “le queda mucho por hacer en España” y ha explicado que el mercado del automóvil nacional en materia de turismos alcanzará un millón de unidades cuando acabe este año, con un aumento del 5,3% respecto de 2023.
Dicho dato aumenta la previsión anterior porque se comienzan a adelantar compras de vehículos como consecuencia de la Dana de Valencia y porque aún no existe seguridad sobre si habrá un nuevo Plan Moves estatal —el actual se prorrogó hasta el 31 de diciembre—, lo que también acelerará decisiones de compra que normalmente llegarían más tarde.
Al respecto y en relación con un nuevo programa de ayudas para adquirir vehículos sostenibles, Marta Blázquez ha afirmado que “Si se dan ayudas al menos podríamos tender a acercarnos a 236.000 unidades”, que es la cifra de eléctricos que deberían matricularse el próximo año en España para cumplir con el objetivo europeo de emisiones de 93,6 gramos por kilómetro recorrido.
Aquí podrían darse, en opinión de la ejecutiva española, varias circunstancias en forma de apoyo para lograr o acercarse a la citada cifra de eléctricos, con la aplicación de medidas de carácter fiscal y de incentivos ligados a las empresas.
“Si se usa la palanca de la fiscalidad para las empresas, estas también pueden ser tener un efecto tractor sobre el resto del mercado, pero lógicamente si tienen un beneficio en su impacto fiscal. Porque hay apetito por tener producto electrificado por parte de las empresas, pero si no existen incentivos, como en la mayoría de grandes países europeos, no van a dar ese paso”, ha explicado Blázquez.