La circunscripción electoral de la ciudad de París, cuenta con, exactamente, 1.382.322 personas adscritas. Este número de la población parisina fue protagonista, el pasado 3 de abril, de una llamada a las urnas que nada tenía que ver con la elección de un político. La cita voluntaria fue bien explícita: ¿Está a favor o en contra de la circulación de patinetes eléctricos?
A los 203 colegios electorales de la ciudad de la luz acudieron a votar 103.804 ciudadanos. El resultado: un 89,03% del total votó en contra.
Se acabaron los patinetes en París.
La ciudad, como centro neurálgico del país, es una fiable representación de lo que está ocurriendo en Francia, donde los patinetes eléctricos circulan por cientos de miles con una serie de normas aplicables que no siempre son cumplidas. Los centros de muchas de sus poblaciones principales están atestadas de estos dispositivos, que frecuentemente amanecen estacionados —tirados— en el suelo.
París sacará de la circulación al menos 15.000 patinetes de las calles a partir del próximo 15 de septiembre, mayoritariamente propiedad de empresas como Lime, Dott y Tier, en un intento por limpiar su entorno urbano y, de paso, reducir la elevada siniestralidad que supone su uso.
En 2022 se registraron 408 accidentes en París con este tipo de vehículos ligeros, con un resultado de más de 400 heridos y tres fallecidos. No es poca cosa. Con más de 400.000 usuarios diarios, París se ha convertido en el eje de la polémica de un medio de locomoción que, bien utilizado, se ha convertido casi en irrenunciables para una parte de la población que observa estos dispositivos como un medio de locomoción rápido, limpio y eficiente.
Ordenamiento adecuado
Una de las premisas que podría coadyuvar a minimizar su impacto en las ciudades, independientemente de una ordenación normativa más adecuada y quizás más restrictiva en lo relacionado con su estacionamiento en la vía pública, reside en la velocidad que pueden alcanzar.
En la actualidad, países como España y otros han fijado en 25 kilómetros por hora su máximo, pero ya hay países, como Bélgica, que estudian reducir esa cifra a entre 8 y 10 kilómetros por hora.
El 29 de marzo pasado, el Estado francés cambió las normas para usar los patinetes y prohibirá su uso a los menores de 14 años —hasta ahora eran 12 años—, además de incrementar las sanciones por su uso indebido e incluir la obligatoriedad de que lleven luz de freno e intermitentes. La Ley estará vigente próximamente, si bien sigue sin contemplar el uso obligatorio del casco.
Asimismo, se ha obligado a las empresas que proveen de patinetes que garanticen la edad de uso de sus dispositivos y la restricción de velocidad de los mismos.
Francia se une de este modo al freno que han puesto a los patinetes ciudades como Lisboa, Roma y Oslo, en tanto que urbes como Barcelona y Montreal (Canadá) han prohibido que se introduzcan desplegados en el transporte público.
En el caso de Madrid, el consistorio local aprobó a finales del año pasado reducir el número de patinetes eléctricos de 10.000 a 6.000 unidades, y de ellos solo 3.600 podrán circular en el interior de la M-30, lo que equivale a algo más de 30 patinetes por cada 10.000 habitantes.
Además, solo podrán aparcar en estacionamientos predefinidos y únicamente tres operadores —los mismos que operan en París— se podrán repartir el stock comercial de patinetes , a razón de 2.000 unidades cada uno.
El nuevo modelo de patinetización de la capital está en vigor desde mayo, la fecha en la que caducan las anteriores concesiones dadas.