La Comisión Europea planea obligar a las compañías de renting y rent a car, entendidas como grandes tenedoras y compradoras de flotas de vehículos en el continente, a adquirir un cupo mínimo de vehículos eléctricos cada vez que efectúen una compra a partir de 2030, una media que la industria de automoción interpreta como “una prohibición encubierta” a los vehículos movidos con motores de combustión tradicionales.
Así lo han asegurado dos ejecutivos del sector al rotativo británico The Financial Times, que afirma que Bruselas pretende obligar a las grandes compañías de Europa a adquirir un número mayoritario de eléctricos para sus flotas y anunciarlo de modo oficial el próximo martes 10 de diciembre, exactamente al mismo tiempo que prevé anunciar una relajación en los esquemas de prohibición actuales para los motores de combustión a partir de 2035.
El mercado de vehículos corporativos supone hasta seis de cada 10 matriculaciones que se constatan en Europa, y para algunas marcas de automóviles llega a suponer el 50% o más de sus ventas anuales.
“Esta cuota” [se refiere a la que se aplicará a las flotas corporativas] “supondría en realidad una prohibición mucho más temprana para los vehículos con motor de combustión”, ha afirmado a FT el director de operaciones de la empresa alemana de alquiler de coches Sixt, Nico Gabriel.
“Parece que se trata de una especie de doble juego”, ha aseverado el directivo.

Prohibición por la puerta de atrás
En esta misma línea, un directivo de primera línea de un fabricante de automóviles, según el rotativo, ha asegurado al respecto que “se trata de una prohibición encubierta de la gasolina”.
Hay que recordar al respecto que Ursula Von der Leyen ha situado la electrificación de las flotas de empresa como uno de sus ejes legislativos maestros. Durante los últimos meses, toda la industria del automóvil y, en concreto, la de las flotas, se ha mostrado completamente en desacuerdo con su idea de introducir cuotas mínimas de electrificación.
“Las discusiones son fluidas y podría haber cambios de última hora”, han asegurado las dos personas citadas por The Financial Times.
El viernes pasado, el canciller alemán, Friedrich Merz, anunció de modo público que ha enviado una carta a Von Der Leyen en la que no solo pidió a la política que retire la norma de prohibición de los automóviles movidos por gasolina y diésel en 2035, sino que afirmó de modo expreso que “rechazaría una cuota legal general» para las flotas corporativas.
En lugar de un único objetivo para toda la UE, Bruselas estaría considerando también “imponer cuotas a nivel nacional, lo que daría cierta flexibilidad a los Estados miembros”, ha añadido una de las dos personas citadas por FT.
Esta cuota “podría ser voluntaria o consistir en objetivos recomendados”, según los potenciales planes de los funcionarios de la UE.

El renting y las flotas pueden colapsar
De acuerdo con periódico inglés, los fabricantes de automóviles y los operadores de flotas corporativas han advertido de que, “sin más infraestructura de recarga, capacidad de la red y demanda de los consumidores finales, el plan provocaría una ralentización de la renovación de las flotas corporativas y trastocaría los modelos de renting” actuales.
“Se reduciría la industria automovilística europea y la antigüedad media de las flotas aumentaría significativamente”, ha asegurado Thomas Becker, vicepresidente de Sostenibilidad y Estrategia de Movilidad de BMW.
Bajo otro prisma diferente pero igualmente definitorio para la industria de las flotas y el renting, The Financial Times también recoge la opinión de Richard Knubben, director general de Leaseurope, la patronal europea de las flotas.
“Existe la idea [errónea] de que, si simplemente inyectamos muchos más vehículos eléctricos en el mercado de segunda mano, los precios bajarán y todo el mundo estará contento”, ha explicado el ejecutivo, que ha puesto el foco en que, dada esta situación potencial, lo que ocurriría es que “los bajos valores de reventa de los vehículos eléctricos aumentarían los costes de financiación para los compradores corporativos, lo que elevaría los precios iniciales de los arrendamientos y, en última instancia, ralentizaría su adopción”.










