Ayer, 9 de septiembre, se celebró el Día Mundial del Vehículo Eléctrico y es el momento ideal para reflexionar sobre el estado en el que se encuentra el sector de la movilidad eléctrica en España y los retos a los que se enfrenta.
Ahora mismo, la industria está sumida, sin duda alguna, ante un momento desafiante. Solo basta con echar un vistazo al siguiente dato: en el 2023, solo el 12 por ciento de los vehículos vendidos en España fueron modelos híbridos o eléctricos, un dato bastante inferior al de nuestros vecinos portugueses y franceses.
Para más inri, Noruega continúa dominando el mercado, estimando que para el año que viene el país será el primero en tener más vehículos eléctricos que de combustión en sus carreteras.
La infraestructura de carga pública sigue siendo una de las mayores preocupaciones que existen a la hora de adquirir un vehículo eléctrico
Por eso, todos los esfuerzos que hagamos los diferentes players del sector deberían de estar centrados en el desarrollo de planes que nos permitan abordar los desafíos que surjan con agilidad y que tengan una visión a largo plazo. Promover el avance hacia una movilidad sostenible y que esté conectada conllevará la adopción de nuevas tecnologías y la mejora de una infraestructura que actualmente está a la cola de Europa.
Precisamente, la infraestructura de carga pública sigue siendo una de las mayores preocupaciones que existen a la hora de adquirir un vehículo eléctrico. Si bien ya se han superado los 35.000 puntos de recarga de acceso público en nuestro país, el largo proceso burocrático de puesta en operación, la mejorable interoperabilidad entre las distintas redes de infraestructura de recarga y la escasez de puntos de alta potencia limitan considerablemente la confianza de los conductores en lo que se refiere a la movilidad eléctrica.
El precio de los vehículos es otro de los grandes inconvenientes que se encuentran los potenciales consumidores, que ven como los eléctricos, a pesar de que ido abaratándose progresivamente, siguen siendo considerablemente más caros que los vehículos de combustión.
Para que esta situación mejore es esencial una mayor involucración de los entes gubernamentales para mantener y mejorar las ayudas que se ofrecen para fomentar la compra de este tipo de vehículos.
El precio de los vehículos es otro de los grandes inconvenientes que se encuentran los potenciales consumidores
En este punto, es estrictamente necesario que las administraciones públicas se involucren en todos los niveles, ya sea mediante deducciones fiscales, ayudas a la compra que sean más sencillas y que se hagan efectivas en el momento de la adquisición del vehículo, o con medidas específicas para la renovación del parque automovilístico español, que supera ya los 14 años de antigüedad.
Además, existe otra gran preocupación que sigue siendo un freno para los consumidores. No es otra que la autonomía de las baterías y su durabilidad. Para corregirlo, la industria debe seguir invirtiendo en I+D, siendo crucial que España participe activamente en estos desarrollos fomentando la fabricación local y la innovación en el campo de las baterías.
Por último, desde la industria debemos colaborar estrechamente para fomentar la falta de información de los consumidores, que aún desconocen los beneficios reales que tiene la movilidad eléctrica y que promueven ideas erróneas sobre las mejoras que traerá este tipo de movilidad.
Desde la industria debemos colaborar estrechamente para fomentar la falta de información de los consumidores
La transición hacia la movilidad eléctrica en España ya está en marcha, pero con un ritmo desigual entre las regiones, por lo que se deben intensificar los esfuerzos entre áreas fundamentales: desarrollando la infraestructura, no solo necesitamos más puntos de recarga, los necesitamos más fiables, accesibles y de alta potencia; las ayudas a la compra deben de ser más generosas y fáciles de obtener, para ello se debe de facilitar la implementación de una fiscalidad que favorezca la elección de los eléctricos frente a los de combustión; y por último, se debe educar y concienciar a la población con campañas informativas que permitan desmitificar los prejuicios que existen sobre estos vehículos y su impacto en el medio ambiente.
En este Día Mundial del Vehículo Eléctrico debemos recordar que el futuro de la movilidad es eléctrico, pero que aún queda un largo camino por recorrer. El momento de actuar es ahora y estamos justo en el punto en el que España debe pisar el pisar el acelerador en pos de una transición que asegure un futuro más sostenible para todas las generaciones venideras, porque esta movilidad dejó hace mucho tiempo de ser una tendencia para pasar a convertirse en una necesidad.
Por Ricardo Olalla, vicepresidente de Ventas de Bosch Mobility para España y Portugal.