Las ventas de vehículos cien por cien eléctricos en régimen de renting han crecido un 15,3% en España durante el primer semestre del ejercicio actual, un dato que a simple vista resulta positivo, pero que se corresponde con menos de 5.000 unidades comercializadas —4.820— matriculadas en el periodo, respecto de las 4.178 unidades vendidas entre enero y junio de 2023.
Tanto las empresas como el sector del renting aún no confían en las bondades del coche eléctrico, de modo fundamental por su elevado precio de transferencia respecto a un automóvil de combustión interna, que en términos de cuotas de renting se traduce en un encarecimiento del 30% medio, por la escasez de ayudas y su gestión y por unas infraestructuras de recarga que todavía no se han consolidado.
De hecho, las empresas siguen dando la espalda al vehículo eléctrico y de modo directo. En el primer semestre se han vendido más o menos las mismas unidades que en el canal de renting, 5.201 unidades, pero con un retroceso bastante potente, del 18,3% respecto de las 6.361 de enero-junio de 2023.
En el conjunto del país se han comercializado hasta junio 29.253 vehículos eléctricos, apenas un 0,6% más en comparación con el mismo tramo de 2023. De esa cifra se infiere que el 16,2% de los vehículos eléctricos vendidos hasta el mes pasado fueron en régimen de renting, mientras que el 17,7% del total fueron comprados por algún tipo de empresa.
La variabilidad del porcentaje
En sí mismo, porcentajes que no son malos, pero que por ejemplo se alejan de modo sustancial del promedio de cuota que está manejando el renting respecto del mercado general con penetraciones ya superiores al 25% e incluso llegando al 30%.
La evidencia muestra que el freno existe, porque durante el ejercicio pasado se matricularon casi 9.200 eléctricos puros en renting, una cifra tampoco demasiado elevada, pero que marcaba un crecimiento del 76% respecto del ejercicio anterior, que finalizó con apenas 5.215 placas de renting cien por cien eléctricas.
Y exactamente lo mismo ha ocurrido con las empresas, que durante los dos últimos años han tratado de impulsar el crecimiento en sus compras de coches eléctricos debido al boom de una ola sostenible que se impondrá por ley dentro de no muchos años, pero que hoy por hoy no parece salir a cuenta.
En este apartado, en el de las empresas, destaca aún más el hecho de que las adquisiciones de eléctricos puros rebasaron por vez primera la barrera de las 13.000 unidades, con un elevado impulso del 120% en relación con los 6.000 coches matriculados en 2022.
Aunque parezca que se están trasmutando hábitos de adquisición desde el eléctrico puro hacia otras tecnologías sostenibles, la realidad es que si se observan las cifras de los vehículos híbridos enchufables, la única categoría que podría calificarse con un mínimo de conciencia ambiental, los resultados de matriculaciones tampoco son para tirar cohetes, y hay algunas razones equivalentes al eléctrico, como su también elevado precio de salida, aunque es cierto que la infraestructura no suele ser un problema al respecto, porque son pocas, muy, muy pocas empresas las que efectúan la recarga de sus vehículos corporativos.
Etiqueta CERO, la clave
En su lugar, la razón de compra es más que evidente: que los enchufables tienen etiqueta Cero y, por lo tanto, son aptos para moverse por los centros de las ciudades.
Aun de este modo, las compras de empresas más el renting efectuado con vehículos enchufables también muestran un descenso en sus matriculaciones en el primer semestre de 2024, con 13.640 unidades y un descenso del 1%.
Y si se observan solo las de enchufables en renting, estas han caído un 10%.
¿Quién se está llevando el gato al agua? Los vehículos híbridos sencillos, que disponen de etiqueta ECO y que sirven para que las empresas puedan “beneficiarse” de su halo de sostenibilidad, aunque su contribución al medioambiente sea prácticamente nulo.
Entre enero y junio, las ventas de los automóviles híbridos sencillos han crecido un 17% en el canal de renting en España, con 13.000 unidades y nada menos que un 44,4% en el caso de las compras de empresas, con casi 8.000 unidades, lo que sitúa el compromiso de ambos sectores aún muy lejos de una conciencia ambiental real.