La sexta ola, los precios de la energía volando por los aires, la incertidumbre laboral que supone no conocer con certeza si el teletrabajo se quedará, se mezclará o se irá, la inflación de las materias primas y la calma chicha.
Una calma chica extraña, sesgada, que se asemeja a la antesala del susto que todo buen filme de miedo atesora.
Así podría definirse el estado de la economía y de la sociedad española en este momento, después de concluir un ejercicio que, no puede negarse, se ha visto rematado por un fin de fiesta más agrio que dulce por la vía de ómicron.
Cuando se estaban colocando los ladrillos de la rampa de salida, la nueva cepa del virus ha trastocado los planes de todo el mundo.
La parte positiva reside en el camino ya recorrido.
Hay que mostrar esa esperanza, porque España lidera la clasificación de vacunados con al menos una dosis frente al virus, con el 81% respecto de algo más del 70% de Francia, Alemania, Italia o el 69% de Reino Unido.
Estar vacunados significa no solo vivir, sino estar capacitados para trabajar bajo un nuevo orden mundial que requerirá de más precauciones.
Cuando el baremo estadístico esté ajustado, el Producto Interior Bruto (PIB) español, muy probablemente, haya descendido en tres décimas adicionales en 2021 y desde la previsión original de crecimiento de un 5,1%. Tres décimas atribuibles casi en exclusiva a Ómicron.
A lo largo de este ejercicio, se prevé, de entrada, un primer trimestre bastante plano en relación con el crecimiento, y se atisban ciertas nubes en lo tocante a la relación entre el generalizado incremento de precios y la menor renta disponible de las familias.
El ahorro ha sido uno de los grandes catalizadores del mantenimiento de todas las escalas del país, desde el ámbito social al empresarial, pero esa bolsa está disminuyendo de modo paulatino en la medida que se agotaba cada cepa del virus.
Si en 2020 existía un ahorro familiar estimado de 110.000 millones de euros en España, esa cifra pasó a suponer unos 70.000 millones de euros el ejercicio recién concluido. En 2022, el año actual, se esperaba que el dato se redujera hasta 50.000 millones pero, de nuevo, ómicron habrá alterado dicho movimiento: la incertidumbre contrae los bolsillos.
¿Por qué se ven esas nubes, a corto plazo entonces? Porque la renta disponible de las familias se relaciona directamente con la evolución de los salarios, en franco descenso en su crecimiento, y con el precio de las cosas, para entendernos. Si sube la cesta de la compra y nuestro salario no discurre de modo acorde, no es buena señal.
Empresas y autónomos
En el terreno empresarial, quizás el mayor reto de este 2022 atañe a las empresas de tamaño pequeño y mediano, las pymes, verdaderas locomotoras de la economía nacional junto con su otro bastión, los autónomos. Las medidas aplicadas por el Gobierno desde el inicio de Covid-19 han impactado de un modo positivo en las pymes, en el sentido de que no han tenido que afrontar, en muchos casos, medidas traumáticas.
La cuestión es que esas medidas, en un porcentaje que aún no se conoce, seguramente subyacen a la espera de que terminen las inyecciones públicas en forma de líneas de avales del Instituto de Crédito Oficial, la refinanciación de los propios créditos ICO o las moratorias concursales, por ejemplo.
No hay que olvidar que estos “apuntes” son patadas hacia adelante en un número que desconocemos, pero, de seguro, ingente. Quédense con este dato: el ICO gestionó en 2020 más de 300.000 millones de euros en créditos, el mayor volumen de su historia, y cerca de 120.000 millones sobre esa cantidad provino de préstamos derivados de las líneas de avales Covid-19.
Dichas partidas económicas, y no hay que olvidarlo, no son préstamos a fondo perdido. Son créditos blandos que hay que devolver y que han dificultado aún más la coyuntura de muchos negocios, incapaces de absorber los plazos de devolución bajo un entorno en le que la actividad económica y el gasto ha descendido en varios puntos.
En este sentido, habrá que estar vigilantes a este apartado, sobre todo, a partir del segundo semestre de este año —si se consigue controlar de modo definitivo la incidencia del coronavirus y no hay que aplicar medidas, de nuevo, extraordinarias—, ya que las tablas oficiales de disoluciones de empresas aún no muestran cifras demasiado relevantes.
Señalando esa tendencia que hay que especificar, también es de recibo anotar la línea de evolución positiva del sistema laboral español, con un nuevo récord de afiliaciones (776.478 personas) a lo largo de 2021, la cifra más alta de la serie histórica actual que arranca en 1998, y que compensa en buena medida la pérdida de 385.000 afiliados de 2020.
El número de parados en nuestro país ha conseguido, hoy en día, minimizar el efecto Covid con 3,1 millones de personas sin empleo, un dato que contrasta con el periodo inmediatamente inferior a la pandemia, con 3,2 millones de parados en computados en febrero de 2020, antes de que se conociera la magnitud de lo que estaba por venir.
Igualmente hay que reseñar al respecto que el año pasado se formalizaron 19,4 millones de contratos, lo que supuso un incremento del 22%, pero con el condicionante de que el 90% se suscribieron con carácter temporal.
Y a todo ello hay que sumar los algo más de 100.000 personas que todavía están sujetas a procesos de ERTE, de los que la mitad son de carácter parcial y la otra mitad, con suspensión total.
¿Quo vadis, renting?
Con un mercado de automoción en el que absolutamente todas las variables enumeradas hasta aquí influyen de modo decisivo, la pregunta es evidente: ¿Cómo se comportará 2022? Las expectativas y estimaciones de las principales consultoras y asociaciones del sector están variando constantemente y como consecuencia de cada alteración que produce una cepa nueva, aunque cada vez se está afinando más.
En 2021 se matricularon prácticamente los mismos automóviles que en el ejercicio duro de la pandemia, apenas 2.000 coches más con 1,01 millones de unidades vendidas, de los que 859.000 fueron turismos y todoterrenos, el grueso principal.
Para este año se prevé una horquilla satisfactoria, dentro de las circunstancias, pero también otra menos positiva: esto es, entre 900.000 y 960.000 turismos y SUV para el año completo de 2022.
Estas cifras colocarían el mercado general en el entorno de 1,1 millones de unidades, volúmenes que todavía no alcanzan el mínimo que se considera como la trayectoria natural del sector de automoción español, unos 1,2 5 millones de matriculaciones por año natural.
Justo la cifra que se cerró 2019, con un total de 1,26 millones vendidos.
En el caso del renting, parece que las cosas están funcionando mejor y que seguirán así durante este año.
Con 258.000 entregas en renting de todo tipo en 2021, lo que representa un crecimiento del 25% respecto del año pasado pero 40.000 menos que en 2019, el verdadero catalizador de este universo se ha consagrado a través del renglón del renting de empresas, que han visto como sus resultados mejoran cada mes que pasa.
Nuevo récord comercial
El ejercicio pasado se matricularon 190.000 automóviles en régimen de renting de empresas, sin contar con las placas de que figuran a nombre empresas de alquiler (rent a car), que no son operaciones de renting reales, un dato que mejoró sustancialmente las 170.000 unidades del año pasado y que se sitúa muy, muy cerca de las 210.000 unidades de 2019, el que hasta ahora está fijado como nuevo récord de ventas en renting en nuestro país.
El objetivo indisimulado del sector es alcanzar a lo largo del ejercicio en curso esa cifra, e incluso superarla.
Es posible lograrlo, aunque solo sea observando las previsiones efectuadas por las consultoras del motor durante 2021, que han clavado el mercado del ejercicio.
En el caso de los turismos y Sport Utility Vehicles (SUV), la parte de las ventas comerciales más representativa del mercado de renting en España, 2020 concluyó con 162.000 unidades comercializadas, un dato que se desvía en tan solo 2.000 unidades respecto de la cifra prevista por la consultora de referencia y partner de data de Fleet People, MSI Iberia (160.000). MSI estima que 2022 cerrará con 190.000 turismos y SUV comercializados en régimen de renting en nuestro país, lo que supondría un récord absoluto y mejorar en un 12% el anterior registro histórico, de 2019, con 170.000 unidades.
Es indudable que la fórmula de alquiler con servicios se está imponiendo con muchísima fuerza en todos los estratos de la sociedad, tanto a través de modelos de suscripción temporales como con periodicidad fija, en un momento en el que el renting no se considera ya como un vocablo extraño, ni mucho menos, sino como un término reconocido y familiar para el consumidor de la calle y para el autónomo, que es donde se están marcando las grandes alzas en esta actividad.
Si la economía, contando con los pequeños baches que puedan surgir, continúa la tendencia que está marcando hoy, el renting se convertirá en protagonista, pero lo será porque las cosas empiezan a pitar.
Ya es hora, ya.
https://fleetpeople.es/resistire/