El presidente de Audi, Rupert Stadler, ha sido detenido por su presunta implicación en el caso de las emisiones de vehículos diésel del grupo Volkswagen. Un portavoz del fabricante de automóviles alemán ha manifestado que las autoridades del país germano deben determinar si mantienen al directivo retenido y abogó por aplicar la presunción de inocencia.
La fiscalía alemana, que incluyó a Stadler entre los sospechosos de fraude y publicidad falsa por el caso ‘dieselgate’, lleva investigándole varias semanas, en las que ha registrado su apartamento. La entidad ha asegurado que está investigando a 20 sospechosos, entre los que se encuentra otro miembro actual de la junta directiva de Audi.
La investigación se centra en los vehículos vendidos en Europa, equipados supuestamente con un software que desactivaba los controles de emisiones durante la conducción. Hace unos días, el Grupo Volkswagen accedió a abonar una multa de 1.000 millones de euros por el fraude de sus motores diésel.
Es la primera sanción económica que se impone al fabricante en Europa por este motivo y frente a lo ocurrido en Estados Unidos, donde el escándalo le ha costado más de 26.000 millones entre indemnizaciones, sanciones y recompras de vehículos a clientes.
‘Dieselgate’ en Europa
Volkswagen se ha declarado culpable de los cargos criminales correspondientes al ‘dieselgate’ en Estados Unidos. De hecho, uno de sus anteriores gerentes, Martin Winterkorn, fue sentenciado en diciembre del año pasado a siete años de cárcel por un tribuna del país, y deberá pisar la cárcel si pisa suelo estadounidense.
La Oficina Federal de Vehículos a Motor (KBA) de Alemania ha obligado a Audi a revisar los modelos A6 y A7 con motor diésel de tres litros y parar su venta de nuevos vehículos de este modelo por contar con un dispositivo ilegal para manipular las emisiones de gases.
KBA anunció el mes pasado el inicio de una investigación y Audi reconoció «incidentes» que habían llevado a la suspensión temporal de la entrega de los vehículos fabricados a los concesionarios. El semanario Der Spiegel ha publicado que se trata de un nuevo software, distinto al ya descubierto en diferentes modelos diésel del Grupo dentro del escándalo de la manipulación de emisiones que se destapó en 2015, una certeza que había convencido a la fiscalía de Múnich a llevar a cabo un registro de varios inmuebles de ex ejecutivos.
Audi ya había admitido en noviembre de 2015 que sus motores diésel V6 de 3.0 litros estaban equipados con un dispositivo considerado ilegal en Estados Unidos que permitía que los automóviles sobrepasaran los límites de emisiones.