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De casa al trabajo o del trabajo a casa: Así se está gestando la movilidad corporativa en España

El automóvil, ya esté en manos particulares o en su vertiente corporativa, continúa erigiéndose como el transporte esencial del trabajador español, que tímidamente empieza a sopesar otras opciones.

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Durante los últimos años, el concepto de desplazamiento laboral ha pasado a formar parte de la agenda de movilidad de todas las compañías de renting habida cuenta de las nuevas normativas europeas, que buscan un notable incremento en el ámbito de la descarbonización por la vía de la manera en que se mueven los empleados de las empresas.

El día a día de las empresas europeas —y españolas— está marcado por millones de desplazamientos, y compañías como la multinacional de renting Arval intentan dar respuesta al statu quo de la movilidad corporativa.

Cada año, la entidad publica un informe en el que pregunta a trabajadores de 3.000 empresas del continente cómo se mueven hacia el trabajo, cómo se desplazan desde el mismo a su hogar, de qué manera efectúan sus viajes profesionales y, en los últimos años, cómo las empresas están contribuyendo a que sus desplazamientos —los de los empleados— contengan un elemento que antes se obviaba, pero que hoy es imprescindible: la sostenibilidad.

Como conclusión genérica, ya les adelantamos que del informe de Arval se puede extrapolar que España no está corriendo a la misma velocidad que los principales países europeos en el ámbito de la movilidad responsable.

Y la principal causa de ello, según  el director Comercial de la compañía, Manuel Burdiel, es sencilla: En nuestro país no se han puesto en marcha aún normativas como la Ley de Movilidad Sostenible con el registro de huella de carbono, que afectará a las compañías con más de 250 empleados —o el equivalente en dos turnos— y que se prevé entre en vigor dentro de bien poquito, el próximo 1 de enero, complementando la Ley de Cambio Climático aprobada en 2021.

Manuel Burdiel es director comercial de Arval. FOTOGRAFÍA: JAVIER LUENGO ©FLEET PEOPLE TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

Normas como esta ya están funcionando en otros países, aseguraba Burdiel, lo que tiene un impacto directo tanto en el incremento de la movilidad corporativa de los empleados de empresas europeas, como en el estancamiento de la española.

Pero hay que decir, igualmente, que la movilidad de empresa no solo entiende de vehículos, aunque este renglón sea el mayoritario. También lo es el transporte público, que en el caso de España tampoco se está electrificando a una velocidad excesivamente rápida.

Poquito transporte público y poquito verde

Esto se traduce claramente en, por ejemplo, las respuestas que dan los empleados en la encuesta elaborada por el Observatorio de Movilidad de Arval en su segunda edición, donde se les pregunta en relación con qué medio de transporte espera más mejoras en el futuro en cuanto a desarrollo de soluciones de movilidad.

Solo el 44% de los encuestados se refiere al transporte público —que se anota una caída de 11 puntos respecto de la anterior encuesta— mientras que el 43% apunta hacia el tren, el 38% a los desplazamientos a pie y el 42%, el vehículo privado.

Un elemento que puede considerarse positivo para el medioambiente reside en que el empleado espera que las empresas les ofrezcan más modelos de viajes compartidos —un 58% se refiere a ello, seis puntos más—, un aspecto en el que Arval pone el énfasis ya que donde más se da el crecimiento es en horquillas de edad jóvenes, de entre 18 y 25 años.

El coche compartido para ir al trabajo cada vez se estila más, pero sobre en las edades laborales más tempranas. ILUSTRACIÓN: PATRICIA JADRAQUE ©FLEET PEOPLE TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

Pero hay que decir que el Observatorio también pone de manifiesto que las soluciones más sostenibles no son necesariamente las que son más demandadas, al menos hoy, por los trabajadores.

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El alquiler de bicicletas, el propio sharing entre compañeros de bicis o el alquiler de escúteres y motos no son, en absoluto, prioridades de movilidad aún para el empleado español, que pone por delante elementos tradicionales como que la empresa pague parte del coste de la gasolina, diésel o electricidad (73%, en primer lugar), la cobertura parcial de los gastos de transporte público (70%) o la siempre ansiada plaza de aparcamiento en el trabajo (70%).

También hay que reconocer que hay soluciones responsables que suben cada vez más escalones, como es el caso del coche eléctrico (65%).

“Las empresas”, afirma el responsable del Observatorio de Movilidad Arval, Omar Sánchez, “tienen margen para mejorar sus ofertas de movilidad corporativa: aunque han aumentado las ayudas para el uso del coche y los alquileres a corto plazo, muchos empleados no están satisfechos con las alternativas disponibles”.

En este sentido, el directivo piensa que “adoptar soluciones innovadoras no solo mejorará la experiencia de los empleados, sino que hará más atractiva a la empresa en un mercado laboral cada vez más competitivo”.

Sánchez considera que la puesta en práctica de la nueva Ley de Movilidad Sostenible tendrá un efecto tractor importante en todo el ecosistema de empresas para proporcionar más movilidad y, sobre todo, más sostenible, si bien los empleados encuestados se sitúan al respecto, digámoslo así, en un término medio.

Las bicicletas de uso corporativo son muy interesantes para el desplazamiento de empleados, pero aún no tienen demasiado predicamento en España. ÓLEO ILUSTRADO: A. LANGUE / SHUTTERSTOCK

La propuesta de movilidad al empleado

El 11% de los empleados españoles considera “muy probable” que las empresas aumenten su oferta de movilidad próximamente y el 33% considera este extremo “algo probable”, por el 27% que estima que será “algo improbable” y el 13% que dice será “muy improbable” que la compañía en la que trabaja amplíe su abanico de soluciones.

De estas aserciones emana una huella que el Observatorio ha detectado claramente en España: el 64% de los preguntados está “algo satisfecho”, “muy insatisfecho” o “ni satisfecho ni insatisfecho” con la movilidad corporativa que se les ofrece y solo el 36% asegura estar o satisfecho o muy satisfecho, un dato que queda muy debajo del promedio del 50% que muestra la Unión Europea.

En cuanto a la evolución de los medios de desplazamiento que comandan los movimientos al trabajo diarios desde el hogar, las cosas continúan sin variar en exceso desde el último sondeo de 2022.

El vehículo privado, en el que se incluye también el automóvil de empresa, sigue siendo el rey con un 64% de los encuestados respondiendo que es el medio de locomoción que más usan para acudir a sus puestos de trabajo.

En segundo lugar figura el transporte público, ya sea el Metro o el autobús, con un 27%, y tercero figura el desplazamiento a pie.

Un escalón por debajo están las motocicletas, las bicicletas y el patinete, con un 9% y con la particularidad de que este medio desciende siete puntos porcentuales en comparación con la última encuesta.

Además de estos, los vehículos compartidos en forma de carsharing, taxi o carpooling son utilizados por el 6%, otra cifra en la que encontramos caídas, en este caso de cinco puntos porcentuales.

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El sharing corporativo con vehículos de la propia empresa de renting puede resultar beneficioso para el empleado, una situación que no ocurre hoy en día con el carsharing tradicional, cuyo precio se ha elevado de modo considerable en los últimos años favoreciendo el uso de otras modalidades. FOTOGRAFÍA: ©FLEET PEOPLE TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

Hay que decir que, por ejemplo en el caso de bicicletas, motos y patinetes, el diferencial con la UE es sensible, ya que por estas opciones se decantan un 20% de los preguntados continentales.

Y también hemos de puntualizar que aún no se ha encontrado una razón explícita que explique el porqué de la caída tan acentuada en estos medios, si bien hay elementos que pueden dar pistas, como el hecho de que el patinete, en las grandes ciudades, ha pasado de ser un transporte de moda a un apestado en los últimos tiempos debido al incremento en las restricciones sobre su uso.

Ejemplos de ello con ciudades como Barcelona y Madrid, la primera con prohibición de uso de patinetes en el transporte público (no se pueden portar en Metro ni autobuses) y la segunda con la retirada desde finales de octubre de las concesiones de los 6.000 patinetes que gestionaban tres compañías.

El carsharing y su creciente precio

Respecto de fórmulas como el carsharing, hay que recordar que, siendo fórmulas que han tenido mucho éxito, sus precios unitarios por desplazamientos se han incrementado de modo considerable durante los últimos de dos a tres años, por lo que muchos usuarios lo consideran atractivo, pero caro, por lo que no lo usan.

Otro muy interesante espectro que analiza el Observatorio de Arval se centra en los medios de transporte que utilizan los empleados cuando tienen que efectuar un viaje de empresa. Y en este apartado gana —aunque no por goleada— el automóvil privado y corporativo, utilizado por un 40% de los encuestados. Además del coche, el avión sigue siendo un medio muy frecuentado por el empleado que realiza viajes de negocios, con un 39%, y el tren se utiliza por el 31%.

Aquí sí que se observan porcentajes interesantes en el uso del carsharing, del carpooling y del taxi, ya que dispone de un 28% de respuestas afirmativas en su uso. La razón, sin estar fundamentada, pero atendiendo a un aspecto razonable, parece apuntar a que estos desplazamientos son abonados por las empresas, lo que no repercute en el bolsillo propio, como sí es el caso del desplazamiento desde el hogar al trabajo.

Finalmente, el 9% de los preguntados utiliza el transporte público local para sus trayectos por razones profesionales y un 2% se refiere a la bicicleta, aunque de nuevo se genera en este Observatorio un importante retroceso en su utilización, de nada menos que de 11 puntos.

Un autobús de línea, en la zona del Eixample, en Barcelona. ©FLEET PEOPLE TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

El informe elaborado por Arval aporta muchas más variables acerca de cómo se desplazan los empleados de empresa españoles, pero como visión general en esta edición cabe explicar que el vehículo de empresa y privado sigue mandando, y que comienzan a aparecer brechas de elección por edades, como las que protagonizan las nuevas generaciones que se insertan en los esquemas de las empresas; personas de entre 25 y 30 años que, por ejemplo, sitúan en primera línea el impacto medioambiental que imprime el transporte con el que llegan al trabajo.

Es posible que no se produzca un cambio de chip total hacia una movilidad laboral completamente sostenible hasta que se consume ese relevo de posiciones ligado a la edad.

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