Que hay que reducir consumos y emisiones en los coches para alcanzar un futuro más limpio es un hecho. Cómo llegar hasta ello no es tarea fácil. Mientras varios fabricantes invierten grandes sumas de dinero en la electrificación, otros como Seat apuestan por el gas como combustible y como solución para una movilidad sencilla, barata y real en panorama actual.
Parece que llevamos años empeñándonos en que los híbridos y eléctricos puros son la solución a todos los males, pero quizá haya vida más allá de todo esto.
Existen dos tipos de gas empleados hoy en el mundo del automóvil: el gas licuado de petróleo (GLP) y el gas natural comprimido (GNC). El primero está más extendido, pero es el segundo el que interesa a la firma española. El GNC es el mismo gas que llevamos décadas utilizando en los hogares. Se calcula que hay hasta 300 años de reservas y se puede extraer de forma natural o bien crearlo mediante electrólisis. Es un combustible, pues, de largo recorrido.
Las ventajas del GNC
Partiendo de la convicción de que no hay mejor camino, al menos hoy, de ser ecológico, Seat pone sobre la mesa una gama de modelos TGI, entre la que se encuentra el Ibiza. Nuestro fleet car de este mes puede funcionar con gas o con gasolina indistintamente y ofrece grandes ventajas económicas al comprador, además de ser respetuoso con el medio ambiente. Sobre esto último, que al final es la razón de ser de todo, cabe citar que la combustión del GNC libera hasta un 25% menos de emisiones de CO2 que la de la gasolina.
Buen punto de partida para un coche que podríamos catalogar como ecofriendly, tal y como lo reconoce la Administración al otorgarle la preciada etiqueta ECO, que le permite moverse libremente por ciudades como Madrid durante los episodios de alta contaminación o aparcar en zonas de parquímetro con reducción de precio. También obtiene ventajas fiscales y, además, en el momento de la adquisición, doble alegría para el comprador: por una parte, Seat ha ajustado su precio de partida hasta situarlo ligeramente por debajo de lo que cuesta un Ibiza TSI equivalente; por otra, se puede acoger al nuevo plan VEA que, para quien ande un poco perdido, es el relevo del anterior plan MOVEA y llegará en junio para impulsar la compra con ayudas de entre 1.000 y 2.500 euros por coche hasta que se agote el presupuesto de 16,6 millones de euros, que, previsiblemente, será visto y no visto.
Hay que recordar que el año pasado el plan agotó sus fondos —con una dotación presupuestaria similar— en el tiempo récord de 24 horas.
Llega la hora de la verdad.
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Supongamos que somos un cliente particular o un gestor de flotas y, tras mucho estudiar el asunto, llegamos a la conclusión de que el Seat Ibiza TGI es la opción de compra más adecuada. La pregunta ahora es: ¿cómo es el día a día con este utilitario? ¿Cambian mucho las cosas por emplear gas?
La respuesta es que no.
El coche mantiene el depósito de combustible de 40 litros que tiene cualquier Ibiza y suma dos pequeños depósitos que se ubican en el maletero donde se almacenan 13 kilos de GNC a la presión adecuada. Mientras haya gas, el motor siempre elegirá funcionar con él, y cuando se agote, el sistema se alimentará de gasolina de forma automática y sin que el conductor perciba absolutamente nada durante la marcha.
El resultado son 300 kilómetros de autonomía gracias al gas y otros 600–700 kilómetros gracias a la gasolina. Así que toca sacar el cuaderno y apuntar esto como una gran ventaja porque este Ibiza es el único que cuenta con extensor de autonomía, algo realmente útil en los viajes largos por carretera. En ciudad, sin embargo, el usuario hará lo posible por buscar una ‘gasinera’ —cosa que no es fácil— para disfrutar de las ventajas económicas que supone rodar con GNC.
Bolígrafo y papel: las cuentas
Para ver la diferencia de coste, nada mejor que salir al campo en busca de datos. La idea es hacer un recorrido mixto de 100 kilómetros, repartido entre ciudad (10%), carretera (30%) y autovía (60%) para ver el consumo exacto con los dos combustibles. El primer día salimos con gas en el depósito y llegamos al final de la prueba con un gasto medio de 4,4 kg/100 km de GNC; el segundo día repetimos el recorrido en idénticas condiciones de tráfico y climatología, pero esta vez utilizando sólo gasolina, y el resultado fue de 5,6 l/100 km. Con una simple regla de tres y teniendo en cuenta que el GNC hoy cuesta 0,94 euros el kg y la gasolina sin plomo 95 cuesta 1,28 euros el litro, podemos concluir que, en condiciones reales uso, recorrer 100 kilómetros con GNC supone un gasto de 4,13 euros, mientras con gasolina, el coste sube a 7,16 euros.
Las cuentas están claras, ¿verdad? Es indudablemente más ventajoso utilizar el gas en los desplazamientos.
Pero ahora llega la cruda realidad. Y aquí es donde propongo volver a sacar el cuaderno de notas para apuntar una clara desventaja: apenas hay entre 50 y 60 surtidores de GNC en funcionamiento en España. Medio centenar de centros de repostaje es totalmente insuficiente si se pretende convertir a este tipo de coche en una opción real.
Porque si vives en Madrid o en Barcelona sólo tienes que conocer los surtidores de referencia y, si acaso, ir un poco más lejos de lo habitual para llenar el depósito; pero como seas de Salamanca, León o Teruel, por poner algunos ejemplos, directamente no tienes opciones.
Desde el departamento de Comunicación de Seat nos cuentan que a finales de año habrá cerca de 100 gasineras y nos consta que el propio presidente de la marca, Luca de Meo, empuja fuerte hoy por lograr que mañana haya una buena red de infraestructuras.
PECULIARIDADES DE MOVERSE CON GAS NATURAL COMPRIMIDORepostar el Ibiza TGI es tarea fácil. Bajo la misma tapa se encuentran las dos bocas de carga: una, la de siempre, para introducir el boquerel de la gasolina; la otra, más pequeña, para el gas. Sin complicaciones. El tiempo de carga de Sin Plomo y de GNC es similar. La única diferencia entre ambos es que, mientras el mapa de España está lleno de gasolineras, para encontrar una ‘gasinera’ hay que buscar debajo de las piedras. Cuestión de tiempo, suponemos, que aumente el número de surtidores. Otra diferencia que plantea el TGI frente a cualquier otro Ibiza es que incorpora bajo el maletero los depósitos de gas. La gran ventaja es que aguantan toda la vida útil del coche y no requieren mantenimiento alguno; ¿desventaja? Restan casi 100 litros al maletero, que apenas alcanza los 262 litros. Cabe destacar que el comprador se lleva el coche del concesionario con sus 13 kilogramos de GNC, totalmente repostado, porque así la marca se asegura de que no hay fugas en los depósitos. De serie, el acabado Xcellence monta neumáticos en medida 215/17. Una talla sin duda excesiva, que no ayuda ni al consumo ni a los desarrollos del cambio. Menos ‘zapato’ sería más adecuado para esta versión en concreto, pero ya sabemos que la estética es el principal argumento de compra y por ello manda a la hora de configurar los vehículos. |
Veremos qué depara el futuro, porque el éxito de la gama TGI dependerá en gran medida de ello. ‘No gas, no party’.
Esto hay tenerlo claro.
Sobresaliente en chasis, aprobado por los pelos en prestaciones
Dejando a un lado las particularidades que plantea el GNC, el Seat Ibiza de última generación es una de las referencias del segmento ‘B’ que, gracias a la nueva plataforma MQB ‘A0’, no sólo ha mejorado la habitabilidad interior sino la dinámica, que ya era buena antes.
Desde luego, es uno de los coches de su categoría más divertidos y ágiles de conducir. Y a esa pisada soberbia le suma una amplia dotación tecnológica en materia de confort y seguridad que, en el caso del acabado Xcellence del modelo que tenemos entre manos, no deja prácticamente nada deseable fuera de sus dominios. Lo que no termina de convencer es la respuesta del motor. Resulta que este 1.0 TSI turboalimentado de 90 CV es bastante perezoso a la hora de moverse. Y no, no tiene nada que ver con el uso del gas ni con que haya perdido algo de potencia y par (en torno al 5%) con respecto al mismo TSI que funciona sólo con gasolina.
Después de recorrer varios cientos de kilómetros a lo largo de los días que ha durado la prueba me he dado cuenta de que es un problema fundamentalmente debido al cambio manual de 5 velocidades, que tiene unos desarrollos eternos que hacen que las revoluciones caigan en exceso al subir marchas.
Si a esto le sumamos que es un motor pequeño en cilindrada y con un turbo que adolece de cierta vagancia, el resultado es que en muchas ocasiones, cuando se pisa el acelerador, la respuesta es lenta y pobre. Esto es una pena, porque le quita mucha gracia y solvencia a la conducción. Señores de Seat: con el cambio automático DSG de 7 velocidades, el Ibiza TGI eliminaría de raíz este problema y se convertiría en un producto mucho más redondo. Adelántense a la demanda y ofrézcanlo ya como alternativa en la gama, no hay lugar a error.
GNC, apuesta de futuro de Seat
Visto lo visto y dejando a un lado pequeños detalles, el Ibiza TGI parece una gran apuesta para la movilidad urbana ecológica.
El problema es qué hacer con esa falta de surtidores. En Seat están convencidos de que las infraestructuras de ‘gasineras’ pueden crecer más rápido y de un modo más barato que, por ejemplo, las de ‘electrolineras’.
A este respecto sostiene Luca de Meo, presidente de Seat, que si otras marcas se subieran al carro del gas natural se podría aportar una solución real muy efectiva, no solo para el marcado particular sino también para el de flotas y empresas.
A la firma española le interesa que este negocio funcione, pues ha sido designada dentro del grupo Volkswagen para el desarrollo del GNC. Será ella quien trabaje en este campo para después implementar los resultados en Volkswagen, Skoda y Audi. Nada menos que mil ingenieros se encargarán del desarrollo de los modelos de GNC y, tal como apunta el presidente, “queremos que sea una tecnología made in Spain, queremos ser pioneros y creemos que lo vamos a conseguir”.
¿POR QUÉ RECOMIENDO EL IBIZA TGI A UNA EMPRESA?El Seat Ibiza con Tecnología Híbrida de Gas Natural y Gasolina (TGI) es ecológico y económico. Sus bajos niveles de emisiones le confieren la etiqueta ECO de la Dirección General de Tráfico. El Ibiza es un best seller en flotas que en su versión más sostenible no renuncia a prestaciones, diseño y funcionalidad. Y la mejor noticia para el cliente corporativo es su eficiencia en relación al contenido coste por kilómetro que bate, con creces, el más eficiente diésel del mercado. Sin duda alguna, la alternativa de movilidad sostenible más racional y accesible del momento actual. ANTONIO CALVO, sustainable mobility manager de Seat España |