El consejero delegado de BMW, Oliver Zipse, ha instado a la Unión Europea a revisar su plan de prohibir la venta de coches nuevos que emitan dióxido de carbono a partir de 2035.
De acuerdo con el responsable de la marca bávara, mantener este objetivo podría incrementar la dependencia de Europa de la cadena de suministro de baterías dominada por China e igualmente restringir el desarrollo de otras tecnologías donde Europa podría tener una ventaja competitiva, según detalla Reuters.
Oliver Zipse ha destacado que el ambiente en Europa está derivando hacia el pesimismo y que la región necesita “un nuevo marco regulador para seguir siendo competitiva”.
El ejecutivo se ha centrado en un enfoque neutral desde el punto de vista tecnológico, lo que permitiría el desarrollo de soluciones alternativas como los combustibles sintéticos, los biocombustibles y los vehículos de hidrógeno.
La Unión Europea aprobó el año pasado una normativa que obliga a que todos los coches nuevos vendidos a partir de 2035 tengan emisiones cero de dióxido de carbono, lo que se traduce, en la práctica, en la prohibición tácita de los automóviles movidos por diésel y gasolina.
La normativa recoge, de modo adicional, una reducción del 55% en las emisiones de dióxido de carbono a partir de 2030y en relación con los niveles de 2021.
Algunas marcas de automóviles como la propia BMW, Volkswagen y Renault, así como el Gobierno italiano, han expresado su preocupación por los objetivos de reducción de emisiones que ha impuesto Bruselas, temiendo que las ventas de vehículos eléctricos no alcancen las cifras esperadas y, adicionalmente, generen multas significativas anuales a los constructores de vehículos por no cumplir con los objetivos.