Es época ya de consolidar resultados, de computar los ingresos del año pasado y de comenzar a presentar las cuentas anuales. Las empresas del motor que operan en España conocen el procedimiento al dedillo. Cada año abonan una miríada de millones a Hacienda. Sin rechistar. Y es su obligación. En 2014, el último año computado, y sólo contando con las 12 empresas de fabricantes de automoción que más impuestos pagaron, sumaron entre todas más de 200 millones de euros en obligaciones fiscales directas.
¿Saben cuánto abonaron en impuestos, en ese mismo ejercicio, no un puñado, sino las tecnológicas fundamentales y más conocidas que trabajan en nuestro país? A saber: Google, Apple, Amazon, Microsoft, Twitter y Facebook? Piensen en una cifra. ¿Ya? Pues no. Mucho menos. Concretamente, 12,3 millones de euros. Entre todas. Y la que más se rascó el bolsillo fue Microsoft Ibérica, con 5,6 millones.
Paradójicamente, el sector de automoción suele estar siempre bajo la lupa y no siempre goza no sólo del respeto de las propias Administraciones Públicas, sino tampoco del ciudadano de la calle.
Ello a pesar de que en 2014, por ejemplo, el sector contribuyó en su conjunto con más de 25.000 millones de euros en impuestos. Y el año pasado aportó el 17% de las exportaciones del país, con más de 45.000 millones sumando automóviles y sus componentes. Y de lo que se derivó, además, un superávit comercial de más de 17.000 millones por la vía de este sector.
El motor sigue sufriendo en sus carnes que los coches que ponen a la venta estén gravados, entre otras muchas imposiciones indirectas y directas, con el Impuesto de Matriculación, que no es sino una triquiñuela impositiva desgajada y adaptada en 1986 a partir del impuesto sobre los bienes de lujo (33%) de la época franquista.
Y circunstancias como las multas que Competencia ha impuesto recientemente al sector por pactar precios han sido portada de todos los periódicos. En su último año fiscal, Apple ha pagado menos de cuatro millones de euros en España. La información ha sido noticia, pero en páginas interiores.
No son industrias comparables al cien por cien, pero tampoco están tan alejadas. Casi todo el mundo tiene un coche en nuestro país y… ¿Casi todo el mundo tiene un iPhone en España? La realidad no es esa exactamente, pero lo cierto es que en los dos últimos trimestres disponibles, el iPhone 6 fue el smartphone más vendido en España, según datos de Kantar WorldPanel.
Y todo debe analizarse en su contexto. España es el país de la Unión Europea con más usuarios de teléfonos inteligentes, casi 10 puntos por encima de la media. Existen 23 millones de usuarios activos de aplicaciones de smartphones que realizan cuatro millones de descargas de apps diarias. Y 16 millones de personas que —atención— efectúan compras en algún momento del año a través de ellas.
¿Cómo es posible que este fabuloso generador de ingresos da para que Apple, por ejemplo, haya declarado sólo 8,4 millones de euros de beneficio bruto en 2014? ¿Por qué la cuota de iOS (el sistema operativo de Apple) es de únicamente el 13% en nuestro país si supuestamente vende tantos móviles?
La razón es simple. Apple, de igual modo que Google o Facebook, por ejemplo, declaran muchísimos menos ingresos en nuestro país que los que perciben, porque desvían la mayor parte de su facturación a países europeos con cargas fiscales muy inferiores a las de España.
Aquí colocan una empresa intermediaria, la que vende sus productos, pero que actúa como comisionista de bajo precio de la matriz, ubicada en zonas con condiciones fiscales ventajosas. En el caso de Apple, lo hace con Irlanda, un refugio fiscal en el que el impuesto de Sociedades es del 12,5%, un total de 12,5 puntos menos que en España. Ahora ha elevado algo los ingresos de sus comisionistas en España, pero hasta 2010 facturaba el 99% de sus ventas en el país nórdico.
En cualquier caso, un analista de mercado de un conocido fondo de inversión confió a Fleet People que los ingresos reales de Apple en España, si computara todos sus activos de generación comercial, se situarían en el entorno de 2.500 millones de euros.
La cifra es fabulosa, decuplica los ingresos reales que publica la compañía y supera con creces a la de cualquier gran factoría de automóviles que opere en nuestro país. Aunque nos hemos centrado en Apple, otras tecnológicas hacen exactamente lo mismo o incluso rizan todavía más el rizo, como Google, que tiene sus sociedades matrices no en un refugio fiscal, sino directamente en un paraíso fiscal, donde el Impuesto de Sociedades es todavía mucho más bajo.
¿Se acaba el chollo, señores?
Desafortunadamente para Google, y en lo que puede suponer un precedente evidente para el resto de tecnológicas, la empresa que preside Larry Page aceptó a finales de enero pasado abonar 150 millones de euros al fisco británico en concepto de obligaciones fiscales atrasadas desde 2005. En Reino Unido, Google apenas tributó 25 millones de euros en 2013 y en relación con un valor real de ventas superior a 4.300 millones de euros.
No se puede decir que ninguna empresa del motor desarrolle instrumentos para pagar menos, pero la realidad es que todo parece hacerse dentro de un orden.
Unas pocas marcas de automóviles que operan en España actúan también como intermediarios, pero lo hacen por su bajo volumen de ventas. No les compensa actuar como sociedad. Y existen financieras de importantes compañías del motor que consolidan sus cuentas lejos de España, pero generalmente en el país de origen de la matriz.
Si el sector de automoción español invierte cientos de millones de euros en la producción de nuevos vehículos bajo nuestras fronteras; si es uno de los principales dinamizadores en forma de contribución en forma de impuestos a las arcas del Estado; si cuenta con modelos españoles como el Renault Mégane o el Seat León, con adelantos tecnológicos al mismo nivel que cualquier iPhone…
¿Por qué nos caen mejor la manzana y las tecnocom? ¿Por qué valoramos más el dispositivo CarPlay (de Apple) que los últimos avances tecnológicos de seguridad que traen ese Mégane y ese León, que pueden salvar nuestras vidas? ¿Por qué el automóvil es menos cool cuando está más comprometida con el país y aporta miles de puestos de trabajo? Puede que haya llegado la hora de que la automoción española eche más mano del marketing.