Según un estudio de Allianz Trade, la infraestructura de recarga europea necesitará 4.000 millones de euros adicionales al año hasta 2030, debido a que los 13.400 millones de euros anuales estimados no son suficientes para cumplir las aspiraciones de reducción de dióxido de carbono (CO2) de la Unión Europea.
El estudio, denominado ‘US and European EV outlook: Driving the energy transition’, señala la importancia de los gobiernos a la hora de abordar dos de las mayores preocupaciones de los consumidores: la infraestructura de recarga y los costes.
Concretamente, deberán abordar tres cuestiones clave: reducir la carga normativa para acelerar la aprobación de los permisos de construcción de cargadores; mejorar la red eléctrica para hacer frente a la nueva demanda y aliviar los costes, ya que un cargador de 350 kilovatios (kW) puede costar más de 100.000 euros en Europa.
En 2021, el gasto mundial relacionado con el vehículo eléctrico, tanto por el propio vehículo como por la recarga, creció más de un 75%. Sin embargo, estas inversiones están fuertemente inclinadas hacia la compra de nuevos vehículos, de modo que las inversiones en recarga, tanto en la pública como en la privada, tendrían que aumentar.
Asimismo, el sector necesita aumentar las inversiones para hacer frente al limitado suministro de litio, una materia prima clave en las baterías. El suministro aumentó en casi un tercio entre 2020 y 2021, y el 90% de él procede de solo tres países (China, Australia y Chile).
Según las estimaciones actuales y el aumento previsto de la demanda de vehículos eléctricos, la economía mundial podría enfrentarse a un déficit de suministro de más de 500.000 toneladas de litio en 2030 sobre la base de las reservas actualmente conocidas.
Por ello, el estudio sostiene que para aumentar la producción hay que invertir en nuevas tecnologías, por ejemplo, la extracción directa de litio, y aumentar la exploración.